Ligada a la agricultura desde que era una niña, la de Teresa Morón es la historia de una emprendedora. Tras finalizar sus estudios de Gestión de Empresas, decidió poner en marcha su propio negocio junto a su actual socio, contando, además, con el respaldo de una compañía afincada en Barcelona. Así nació en 2002 Hortalizas Indasur, una firma a la que Teresa aporta “corazón” en la gestión, algo “necesario para conseguir un equipo de trabajo contento y productivo”.
– ¿Cómo valora el actual papel de la mujer y su evolución en el sector hortofrutícola?
– Poco a poco, la mujer se va abriendo camino en este sector, aunque aún queda mucho por hacer; de hecho, para los altos cargos casi siempre se designa a un hombre y esto se puede extrapolar a cualquier sector empresarial. Generalmente, la mujer se queda en una gestión administrativa que, aunque también es muy importante, es menos visible, algo que puedo corroborar gracias a mi propia experiencia.
– ¿Ve este sector más hostil que otros para el desarrollo pleno de la mujer?
– Creo que cualquier persona emprendedora podrá llegar a donde sea capaz de imaginar, independientemente del sexo. Lo que sí he podido experimentar es que, en el sector agrícola, la mujer lo tiene un poco más difícil porque tiene que abrirse camino entre personas con una mentalidad más conservadora y arcaica. Además, hay que añadir la necesidad de conciliación familiar, algo a lo que la mujer da bastante prioridad.
– ¿Qué cree que aporta la mujer a la gestión de las empresas?
– La mujer aporta “corazón”, algo que se necesita para conseguir un equipo de trabajo contento y productivo, así como la capacidad de empatizar con los demás, dando solución a los distintos problemas que se presentan.
“A pesar de los planes de igualdad, sigue habiendo diferencias entre sexos”
– ¿En qué medida ha podido contribuir desde su puesto de responsabilidad a las políticas de igualdad?
– Yo siempre he tenido muy claro y en cuenta en mi empresa que, en cualquier profesión, no hay que distinguir a los trabajadores por su sexo, sino por el puesto que estén desempeñando.
– Muchas cooperativas y empresas ponen en marcha planes de igualdad, ¿qué opina de este tipo de medidas, cree que se llevan a cabo? ¿Qué otras actuaciones echa en falta todavía para avanzar en este camino?
– Aunque se pongan en marcha planes de igualdad, a la hora de la verdad, sigue habiendo diferencias y, cuando se tienen hijos, al final es la mujer la que falta al trabajo y no el hombre.
– Romper el techo de cristal y alcanzar puestos de responsabilidad como el suyo no es fácil para las mujeres, ¿ha tenido estos obstáculos en su carrera?
– Dentro de mi propio negocio encuentro dificultades, pero no por ser mujer, sino por querer implantar nuevas formas de gestión, tengo una mente inquieta y lucho contra personas más acomodadas. Aun así, me considero una mujer con suerte, pues el ser dueña y crear mi propio negocio no me ha ocasionado dificultades solo por una cuestión de sexo. Soy una persona respetada y querida y siempre me he encontrado con personas que me han ayudado. La mayor dificultad que sigo encontrando siempre es querer formar una familia y, a la vez, gestionar mi negocio. En este apartado es donde podría decir que la desigualdad se ve más acentuada.
«Hasta que la mujer no salga de los condicionamientos que ha ido adquiriendo desde su niñez, por su educación, entorno social, religión…, y sin miedo a no poner límites, no podrá conseguir lo que siempre está persiguiendo, ser una persona libre«.