Los responsables de Agricultura de la UE comenzaron, el pasado mes de mayo, un debate político sobre las vías para mejorar las actuales medidas de gestión de crisis en el sector agroalimentario, pidiendo a la Comisión Europea recursos financieros adecuados capaces de responder de manera rápida y específica a los diversos riesgos, debate que continuará durante la nueva legislatura.
Según la metodología de la OCDE, también reconocida por la UE, todos los riesgos agrícolas pueden categorizarse en tres categorías:
– Riesgos ordinarios de la actividad económica: se trata de riesgos inherentes a las actividades cotidianas de los agricultores (como, por ejemplo, enfermedades o muertes de animales, averías de equipos, rendimientos variables de las cosechas o fluctuaciones de la demanda del mercado debido a las condiciones meteorológicas).
– Riesgos negociables: se trata de riesgos que son demasiado grandes para que los gestione una persona, pero que pueden asumirse entre un mayor número de personas (como, por ejemplo, seguros contra fenómenos meteorológicos o la volatilidad de los precios, o fondos de asistencia mutua para determinadas enfermedades).
– Riesgos de catástrofes: se trata de riesgos tan considerables que los mercados (o los aseguradores) no pueden cubrir por un precio razonable (como, por ejemplo, inundaciones extraordinarias, terremotos o enfermedades que amenazan a cabañas ganaderas enteras)
En el sector hortofrutícolas muchas de las crisis son provocadas por desequilibrios entre la oferta y la demanda interna comunitaria, y en otros casos, por desequilibrios provocados por el crecimiento de las importaciones, siendo necesaria la modificación de las medidas de gestión de crisis existentes en la actualidad, según FEPEX.
Fuente: FEPEX