Escaparate mundial en París para la innovación agroalimentaria
Espaguetis de algas en agua de mar, kits caseros de fabricación de cerveza o yogures que sustituyen la grasa animal por aceite de oliva comparten espacio en el Salón Internacional de la Alimentación (SIAL), escaparate de tendencias y uno de los encuentros más importantes del mundo de su sector.
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Cerca de 6.300 empresas de más de cien países hacen de la capital francesa hasta el jueves el epicentro mundial de los avances, en ocho pabellones que cubren todo su abanico: desde las bebidas y conservas hasta los productos lácteos y biológicos, la repostería, la carne o los pescados.
La innovación, según destaca el director del SIAL, Nicolas Trentesaux, «se impone más que nunca como un eje estratégico para perennizar y desarrollar la competitividad» de las compañías agroalimentarias, en un contexto en el que el volumen empieza a perder peso ante el valor.
La búsqueda de placer en la comida o la alimentación como vector de los placeres cotidianos gana fuerza, como lo demuestra el hecho de que el 55,4 % de las novedades surgidas el año pasado fueran enfocadas a ese objetivo, frente al 20,5 % de los lanzamientos centrados en la salud.
La crisis, en opinión de los organizadores, ha impulsado este camino, porque el consumidor «encuentra más fácilmente en su alimentación los pequeños placeres cotidianos que busca en estos tiempos difíciles y que no puede permitirse por otras vías».
SIAL contempla un futuro en el que el propio usuario producirá cada vez más lo que coma, en el que la comida superará su función meramente alimenticia y en el que esta jugará un rol determinante de cara a las necesidades de una población que ha aumentado de forma significativa su esperanza de vida.
Así, la industria avanza hacia productos que protejan y mejoren el organismo, que ajusten su empaquetado a los nuevos modos de consumo o cuya producción sea más respetuosa con la respectiva población local.
Vinagre sólido, porciones de fruta congelada para que no pierda sus propiedades, mermelada de coco, té de verduras con virtudes cosméticas, galletas de trufa o envases de masa para churros en spray, de la española «New Food Sprays», forman parte ese nuevo escenario.
El mercado de los productos listos para comer mantiene además un peso importante en el sector, como lo reflejan los 90.000 millones de euros de facturación que la restauración rápida, según NPD Crest, registró en 2013 solo en Francia, Alemania, Gran Bretaña, Italia y España.
De España han acudido este año 440 expositores, frente a los cerca de 390 de la anterior edición, en 2012, y de ellos, representantes de todo el abanico agroalimentario, 220 llegan bajo el paraguas de ICEX España Exportación e Inversiones.
SIAL, según explicó a EFE Vicente Mañes, consejero comercial de la embajada española en Francia, es «un escaparate estupendo» para que los productos españoles, «muy competitivos» tanto en precios como en calidad, tengan la visibilidad necesaria para ampliar su mercado.
Y aunque Europa es su mercado principal, su ambición, concluye, supera las fronteras comunitarias: «Los propios empresarios y la Administración están apostando por países más lejanos, terceros, donde cada vez más el consumo está valorando la calidad de nuestros productos y los está pagando».
La búsqueda de nuevos clientes confluye así en este salón con la oportunidad de observar a la competencia, de intercambiar experiencias y de asistir a las conferencias que no solo analizan las tendencias actuales, sino las nuevas vías por las que avanza el sector.
