Tal y como explica Fernando Gómez, el año hidrológico que terminará el próximo 30 de septiembre «ha sido una montaña rusa», debido a las inclemencias meteorológicas, que han causado grandes mermas en algunos cultivos, como las sandías.
El próximo año hidrológico resulta una incógnita, aunque el Ministerio para la Transición Ecológica anunció a principios de agosto que la mejora en las reservas del Tajo alejaba el riesgo de que el Acueducto tuviera que cerrarse en noviembre, tal y como había llegado a plantearse meses antes. No obstante, la inquietud que ha provocado el aumento del caudal ecológico marca en estos momentos las expectativas de los pequeños agricultores. El presidente de COAG, José Miguel Marín, apunta que las previsiones de plantación de hortalizas para la campaña de invierno se van acompasando en cada comarca a los caudales con los que podrán contar a partir del 1 de octubre, aunque recuerda que la prioridad en los momentos de escasez es asegurar «el riego de los cultivos leñosos. A un árbol hay que asegurarle el riego».
Todos están pendientes de la evolución de las lluvias de otoño, después de la DANA que ha pasado de largo este fin de semana sin dejar apenas agua en la cuenca.
También el presidente de Fecoam estima que la reducción en la superficie cultivada puede alcanzar el 30%. «La situación es complicada y cuesta arriba», afirma.
Santiago Martínez Gabaldón sostiene que, a pesar de las estrecheces, las cooperativas no van a dejar de cultivar ninguna hortaliza, sino que tratarán de seguir manteniendo «el abanico de productos», aunque sea con un menor volumen. «Pondrán un 30% menos de todas las hortalizas, porque no le puedes decir a un cliente este producto no lo tengo», señalaba.
A su juicio, la caída de la producción, «motivada por un recorte del Trasvase sin motivo», se traducirá en «un encarecimiento», que considera «la venganza del campo», después de las dificultades que han tenido que afrontar los agricultores a causa de la escalada de precios y la crisis energética. También destaca el impacto que la subida de los salarios tiene en el campo y señala que «una hora de trabajo vale ya nueve euros con los costes sociales. Comer no va a ser caro, va a ser menos barato».
Por su parte, el director general de Proexport asegura que la agricultura regional dispone de «un mix de recursos de riego del que carecen otras zonas», que permite compensar las mermas del Trasvase con otras fuentes de suministro y da por hecho que la producción no tiene por qué resentirse. «El agua siempre ha sido una limitación», indica.
Fernando Gómez recuerda que, además de los caudales que llegan del Tajo, la agricultura regional puede echar mano «de la desalación e incluso de la depuración, que aporta unos 100 hectómetros cúbicos anuales. Hemos planeado la campaña hortícola junto con nuestros clientes y queremos que tengan la confianza de que vamos a seguir sirviendo. Queremos trasladarles que Murcia va a responder», asegura.
Reconoce que el año hidrológico ha estado marcado por las inclemencias meteorológicas, que han llegado a causar grandes pérdidas en algunos cultivos, mientras que las olas de calor del verano han provocado una merma de la calidad en productos como el pimiento.
«Si se ha producido escasez o desabastecimiento ha sido por las circunstancias meteorológicas. No es un año que pueda tomarse como referencia», concluye. No obstante, recuerda que muchas empresas cultivan parte de su producción de verano fuera de la Región, en las comunidades vecinas, donde tienen garantizada el agua y, además, unas temperaturas más suaves para producir hortalizas.
Fuente: La Opinión de Murcia