Aunque durante la pandemia la demanda en frescos en España ha aumentado significativamente, no lo ha hecho el precio en origen de los productos tal y como se esperaba. El Índice de Precios en Origen y Destino de los Alimentos (IPOD) destaca el caso de la cebolla, que se situó de media en 0,12 euros el kilo, mientras que el consumidor pagó por este producto 1,30 euros. En origen la situación ha sido desoladora: los agricultores se han visto obligados a destruir su producción. Hemos hablado con Juan José Romero, agricultor de patatas y cebolla en la zona de Valencia.
La campaña de cebolla en Valencia empezó con un precio de 15 céntimos, pero los agricultores no encontraron salida para ella y ha llegado a bajar hasta los 7 céntimos IVA incluido al final de la campaña. Lo mismo ocurre con la patata: “De 140.000 kg de patatas que he recogido, si me pagan los costes de recogida me tengo que dar por satisfecho. Todos los demás los tengo que perder, esta es la situación ahora mismo. El agricultor tiene que decidir si vender a pérdidas o destruir la producción, ya que recogerla le puede suponer un mayor coste”, nos traslada Juan José Romero.
Pese a esta situación, se ha seguido importando cebolla extranjera de países como Israel o Egipto, algo que ha perjudicado gravemente al agricultor nacional. Esto, sumado a otros factores como el cierre de Horeca y la disminución de la exportación ha afectado mucho a la campaña.
La competencia desleal, el mayor problema
La oferta de producto extranjero a precios extremadamente bajos ha hecho que sector de la cebolla y patata español esté teniendo problemas. “Estos productos se venden más bajo porque se han guardado en cámaras durante varios meses y no son frescos, por lo que la calidad no es la misma”, nos cuenta Juan José Romero. Este es el caso, por ejemplo, de la patata francesa, que en los meses de abril y marzo la guardan y para el final de la campaña española compiten a precios muy bajos.
Además, Juan José destaca que hay otras causas que acentúan la competencia desleal. “El coste de mano de obra, los impuestos y las restricciones de productos fitosanitarios hace que no estemos trabajando con las mismas condiciones que el producto que viene de fuera. Esto provoca una clara competencia desleal.” También se produce la desigualdad en cuanto a productos fitosanitarios. “A nosotros nos restringen mucho el uso de estos productos. Me parece bien, pero las condiciones tienen que ser las mismas.”
Una mayor regulación
Aunque en la Ley de Cadena Alimentaria está recogido que no se puede vender por debajo de los costes, esto no se cumple. La solución y la esperanza se pone entonces en el Gobierno, en el control de precios. Lo normal es que los precios bajen cuando hay mucha oferta, pero la cuestión es que el precio final no lo hace. Esto nos da a pesar que hay un gran beneficiario en esta situación. “Esto se tiene que solucionar por el bien del campo y de los futuros agricultores, pues cada vez aumenta más la edad media del agricultor y los jóvenes no quieren apostar por el campo. Nadie quiere vender a pérdidas”, destaca Juan José Romero. “Se trata de una zona productiva, con dos o tres cosechas al año pero este año ha sido ruinoso.” Estas son las causas por las que el agricultor volverá a manifestarse, pues no se han solucionado sus demandas.
Alicia Narváez Balboa