Desde Semillas Fitó reconocen la necesidad de adaptarse a la “nueva realidad” que ha impuesto el virus rugoso en el sector, al haber generado una distorsión tan fuerte “como no sucedía en años”. La empresa pone en valor la resiliencia del sector productor de tomate, que no ha interrumpido su producción, como ya ocurrió en anteriores ocasiones cuando aparecieron enfermedades como la cuchara. “Los riesgos del futuro para el sector no creo que dependan en exceso del rugoso”, asegura Germán Anastasio, Global Crop Coordinator de Tomate y Portainjertos de Semillas Fitó, que indica que el foco debe permanecer en no bajar la guardia en la competencia de países terceros y seguir mejorando la capacidad productiva y la diferenciación del producto para mantener la rentabilidad.
Variedades que respondan a las necesidades de toda la cadena
Por ello, el enfoque de la empresa siempre se ha orientado a que el agricultor comercialice sus tomates, por lo que prima el rendimiento y la calidad. “No queremos lanzar variedades que sean resistentes, pero no cumplan los estándares de calidad y rendimiento a las que el mercado está acostumbrado” e insiste en que “esta carrera no es para lanzar variedades con resistencia sino para lanzar variedades que respondan a las necesidades de toda la cadena y que además sean resistentes”. Además de sus variedades con resistencia intermedia, Semillas Fitó está ensayando con nuevas variedades de beef, rama y cherry, que aportarán “un elevado grado de resistencia tanto en fruto como en hoja”, que esperan lanzar en breve.
Mientras llegan las variedades resistentes, la compañía aboga por la resistencia genética y anima a los agricultores a seguir utilizando medidas profilácticas para controlar el virus y conseguir “una transición más pausada en el recambio varietal minimizando el impacto” tanto en calidad como en capacidad productiva como “resultado de la propia introgresión de la resistencia”, puntualiza Germán Anastasio.