José Beltrán: “Para ganar competitividad debemos perder el miedo a las inversiones”
En un sector como el de la patata, marcado por la fluctuación de la oferta y la demanda, así como por los retos tecnológicos y de capital humano, la gestión eficaz se vuelve crucial. José Beltrán, gerente de la empresa Patatas Beltrán, nos ofrece una visión profunda sobre los desafíos y oportunidades que enfrenta el sector, en general, y su empresa en particular.
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Producción
José Beltrán, gerente de Patatas Beltrán, describe la complejidad de la situación actual, donde la disponibilidad de semillas y las condiciones climáticas juegan un papel fundamental. Desde la anticipación en el aprovisionamiento de semillas hasta la gestión de excedentes, la empresa ha tenido que adaptarse a las variaciones del mercado. “El problema de semillas ha sucedido por el retraso en la siembra de los países productores y la posterior cosecha”, comenta Beltrán, quien reconoce que el aumento en los precios supone una presión añadida a un mercado ya de por si tensionado.
Sin embargo, añade que poco a poco todo el sector ha recibido semillas, de hecho es optimista ante una campaña que apunta a recuperar datos de productividad de años anteriores, pasando de las 10.000-15.000 tn/ha de 2023 a los 50.000-60.000 tn/ha que se esperan para esta campaña.
Varietalmente, explica José, “España ha dado un salto de calidad en los últimos años, hay una mayor profesionalización del sector y nos hemos puesto las pilas”. En su caso, esta evolución viene de la mano de Stet, la obtentora holandesa, que cumple 50 años en el sector patatero, “por contra es una pena que un país con la tradición de patata de España no tenga casas de semillas nacionales que impulsen al sector”. Empresas francesas y holandesas lideran el segmento varietal, incluso con las primeras semillas híbridas que está desarrollando este segundo origen.
«LA PATATA ESPAÑOLA RECLAMA MÁS
APOYO GUBERNAMENTAL»
Tecnología
José pasa una parte del año viajando, no solo por las zonas de producción sino también por países centroeuropeos, ese espíritu curioso e innovador heredado de su padre, fundador de la compañía, es en gran medida resultado del posicionamiento actual de la compañía. Inspirarse en las técnicas más avanzadas, tanto a nivel productivo como tecnológico, les lleva a liderar el sector nacional de almacenaje de patata. Punto negro de un sector, el español que adolece de una falta de estructura y tecnificación que le permita un mayor control de precios y de calidad del producto. “Somos un país importador y deficitario en patatas, cada vez producimos menos y esto se traduce en una perdida de competitividad”, explica Beltrán, quien en su caso sigue la senda de fuerte reinversión tanto en sus instalaciones como en el campo. Apunta al almacenaje José, “pero no cámaras para 1-2 meses sino para 5-6, que por una parte, permita regular la oferta y por otra asegure un suministro continuo al supermercado”.
La tendencia de los supermercados es a priorizar el producto nacional supone un empuje y refuerzo para la producción local, pero afirma Beltrán que, esto no debe significar un seguro sino una oportunidad para reforzar ese posicionamiento. “Somos un país exportador agroalimentariamente, no podemos defender lo local a toda costa, porque nos hace perder competitividad”, hace autocrítica el gerente de Patatas Beltrán, puesto que el sector prefiere la venta “a corto”, en vez de invertir en aportar un valor añadido al producto. “Podríamos hacer más cosas de las que hacemos, en un mercado libre y competitivo, podríamos producir 12 meses”, añade José.
En esto subyace, además, una falta de organización que vertebre a todo el sector y actúe como lobby. La delegación de consejerías en cada comunidad autónoma no hace sino agravar esta falta de unidad, que ante un incierto escenario debería mostrar mayor fortaleza. La patata española también reclama más apoyo gubernamental, que le permita evolucionar estructuralmente.
Inversión e innovación
Beltrán trata de predicar con el ejemplo y realiza anualmente inversiones que aporten un mayor control de costes y de calidad sobre el producto. Por una parte, la subida generalizada de costes le obliga a apostar por una mayor mecanización que suponga más eficiencia y, por otra, la capacidad de ofrecer a los últimos eslabones de la cadena un producto clasificado, calibrado y segmentado se traduce en mayor control de precios. “Con estas inversiones los resultados se aprecian desde el primer momento, aunque luego tenga un período de amortización, su aplicación es directa”, el riesgo controlado de las operaciones que realiza son el mejor instrumento que tiene, explica, para competir en el mercado. “No podemos limitarnos a ser grandes productores, porque amenazas como la de Egipto pueden afectarnos gravemente”.
Entre las nuevas inversiones de Patatas Beltrán se encuentra un seleccionador óptico Newtec, que llegará en junio a sus instalaciones de la mano de Bialca y que supondrá un avance cualitativo, “es lo que tienen todos los envasadores de supermercados y si quiero estar al primer nivel, debo incorporarlo a nuestras instalaciones”, señala Beltrán. Además, a corto plazo, “queremos tener una línea de lavado completa de primer nivel, pero no solo se trata de ser más eficientes, sino también de dinamizar el trabajo manual para que sea menos fatigante, esto es, mayor productividad y competitividad”.
Beltrán es consciente de que no se puede realizar una transformación de la noche a la mañana, “no se trata de endeudarse, sino de una inversión orgánica y mejora constante”, comenta y reconoce que para él es algo natural porque va en los genes de la empresa.
José se mira en el espejo de Francia, con un alto nivel de tecnificación y almacenes con muy poca mano de obra, “tenemos que quitarnos el miedo a la inversión, nuestra competitividad es bajísima y dependemos mucho de la mano de obra, cuando ha habido exceso no ha habido problema de mano de obra barata, pero cada vez va a haber menos”, explica.
Marca
El crecimiento orgánico de Patatas Beltrán se refleja también en el crecimiento de su marca e imagen corporativa, “estamos en fase de crear una marca con prestigio y solera, y eso pasa por la mejor calidad y un servicio excelente, que nos posicione como referente”. José, al igual que el sector de frutas y hortalizas, asume que para lograr este posicionamiento de marca es clave invertir más en marketing, alcanzar una mayor difusión y, sobre todo, mostrar el valor añadido que aportan con la producción controlada desde la semilla hasta el consumidor. Recordemos que Patatas Beltrán se encuentra en la tercera/cuarta posición del ranking de productores de patatas (realizado por la revista Mercados cada año), pero con la particularidad de ser el único player, que controla toda la cadena hasta el distribuidor. “Queremos envasar nuestros propios productos en una era donde la seguridad alimentaria ha vuelto a ser prioritaria, podemos ofrecer calidad y confianza a un consumidor que sepa diferenciarla”.
Relevo generacional
El relevo generacional está en proceso en Patatas Beltrán, empezando desde abajo, como ya lo hizo su padre y anteriormente su abuelo, Pepe Beltrán, tercera generación de la familia que afronta con ilusión conocer el legado que se ha ido construyendo. “Sin presión, que conozca todas las áreas de trabajo, que vea todo el proceso, creo que es la mejor forma de que se ‘enamore’ de un sector donde la falta de relevo amenaza su futuro”.
Esta falta de renovación endémica y transversal en el sector hortofrutícola debería comenzar, según explica Beltrán, por las sinergias entre universidades y empresas privadas, y no solo eso, sino la innovación que pueden aportar las nuevas generaciones, que estos hubs se conviertan en centros de sinergia y promoción para el sector hortofrutícola.