Una a una, los agentes tuvieron que romper una a una las cientos de piñas sospechosas. Una laboriosa tarea para decomisar un cargamento de cocaína en el que los narcotraficantes habían invertido mucho esfuerzo: habían vaciado las piñas de su carne, las habían rellenado con cilindros compactos con aproximadamente un kilo de droga que, a su vez, estaba envuelta en una capa de parafina amarilla que simulaba la carne de piña. Un trabajo ímprobo de los traficantes para enviar a España 67 kilos de cocaína desde Costa Rica, que han sido incautados por la Policía Nacional en Mercamadrid. Siete personas han sido detenidas en la operación.
Los envíos de piñas desde América son utilizados con frecuencia para camuflar droga. De hecho, la policía reconoce en una nota que comenzó a sospechar de este envío «tras cotejar la información recopilada en otras operaciones contra el narcotráfico con este mismo ‘modus operandi”. Las frutas habían sido expedidas por la Corporación Difari, una empresa de Costa Rica -la piña es el principal producto de exportación del país- que vende esta fruta a varios países de Europa.
Los agentes dieron con los importadores y supieron del próximo envío de un cargamento de fruta a nombre de una de las empresas investigadas en España. El cargamento procedente de Costa Rica llegó al puerto de Setúbal (Portugal), desde donde fue trasladado por carretera hasta MercaMadrid, donde fue registrado.
Los policías tuvieron que abrir cada una de las piñas hasta dar con aquellas que contenían la droga, entre 800 y 1.000 gramos por pieza: 67 kilos de cocaína en total. Cada uno de los cilindros de cocaína estaba recubierto con un baño de cera o parafina amarillenta, con lo que se aislaban los olores químicos de la droga y dificultaba su detección por parte de los perros especializados. Posteriormente se realizaron los arrestos de siete personas en Madrid (3) y Barcelona (4) por su presunta implicación en red de narcotráfico, según una nota policial.
La piña se ha convertido en los últimos años en una compañera relativamente habitual de los envíos de cocaína de América a Europa. A primeros de este año fueron decomisados en Madrid otros 745 kilos de cocaína a una red que utilizó exactamente el mismo proceder que la caída ahora. Lo frecuente hasta ahora era camuflar la droga entre las piñas, pero los narcos han debido considerar, y seguramente probar, que el relleno es más seguro.
Fuente: El País