Las fresas son uno de los frutales más demandados en el mercado. Sin embargo, su recolección en un punto óptimo de maduración es uno de los grandes desafíos para los productores y científicos. Un grupo de investigadores del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea La Mayora UMA-CSIC, con sede en Algarrobo, han identificado el gen implicado en el control de la maduración del fruto de la fresa, un factor muy importante en este tipo de cultivo que afecta a su calidad.
Esta investigación es relevante para la producción de fresa ya que, a diferencia de otros cultivos, el fruto de la fresa es «no climatérico», lo que implica su recolección y transporte en un punto óptimo de maduración, lo que reduce su vida postcosecha y hace que pierda en poco tiempo propiedades como el color, el sabor y la textura.
El investigador David Posé es el director de este trabajo, junto al profesor Victoriano Valpuesta. En él han identificado y caracterizado la proteína FaRIF (Ripening Inducing Factor), que en español se traduce como ‘Factor de Inducción de la Maduración’. En el trabajo se identificó esta proteína, la cual aumentaba sus niveles en el fruto durante el proceso de maduración «de manera extraordinaria».
En la investigación han participado también el IFAPA de Churriana y dos centros de prestigio de Alemania y Estados Unidos
Una vez identificada la proteína, se generaron plantas con niveles reducidos o aumentados de la misma, «lo que producía un retraso o aceleración de la maduración, respectivamente». Además, los frutos de estas plantas con niveles alterados de FaRIF presentaron alteraciones en el grado de reblandecimiento del fruto, en la pigmentación, y en la acumulación de azúcares, entre otras características, «demostrando que FaRIF es un regulador importante de la maduración», concluye.
Esta investigación, publicada en la prestigiosa revista ‘The Plant Cell’, muestra cómo esta proteína está implicada en el control de diversos procesos asociados a la maduración del fruto, como son la síntesis de azúcares, de compuestos volátiles responsables del aroma, de antocianinas, compuestos responsables del color, y de la degradación de la pared celular para el ablandamiento del fruto, entre otros aspectos. «Se trata, por lo tanto, de un regulador esencial, con un papel general en el control de la maduración de fresa», dice.
Según el investigador, gracias a la identificación de FaRIF y su papel en la maduración de la fresa «se pueden modificar estos niveles para retrasar o acelerar su maduración, lo que abre la puerta para la mejora de la calidad y la vida postcosecha del fruto, lo cual podrá ser interesante para su comercialización», considera el experto.
En este trabajo de investigación han participado, junto a David Posé, la científica del IHSM Carmen Martín, como principal responsable de este artículo y, junto a ella, han tomado parte con este proyecto otros investigadores del IHSM como Victoriano Meco, María Urrutia, José G. Vallarino, Sonia Osorio, Catharina Merchante y Miguel Ángel Botella.
Esta investigación ha tenido una duración de ocho años y en ella han participado junto al IHSM investigadores del IFAPA de Churriana, el Max Planck Institute of Molecular Plant Physiology de Alemania y el Boyce Thompson Institute for Plant Research, de la Cornell University de Nueva York.
Fuente: Diario Sur