El incremento de los costes se ha agudizado con la guerra entre Rusia y Ucrania, y Grupo Intersur y todo el sector de la patata estamos claramente afectados por esta subida generalizada, tanto en los cultivos propios de Andalucía y de Castilla y León, como en los contratos que mantenemos con productores de España y Francia.
Nuestra preocupación se centra ahora en repercutir esos costes en nuestros precios de venta para la nueva campaña, y nos inquieta enormemente que encontremos resistencia por parte de nuestros clientes, ya que no nos queda otra alternativa para no perder dinero ni nosotros ni los productores con los que trabajamos.
En cuanto al flujo comercial, en el caso de las patatas, por el momento, nuestras ventas en todos los países donde operamos desde Francia y España están respondiendo con normalidad, incluso superando las cifras del año pasado en estas fechas. Sin embargo, nos preocupa la situación en Polonia por la exposición tan directa a la guerra en Ucrania y todas sus consecuencias. Aun así, hasta ahora, los clientes polacos están respondiendo con relativa normalidad a pesar de las dificultades.
Los volúmenes que se exportan a Ucrania desde Francia son importantes, pero no tanto como para provocar un problema grave. Sí podríamos vernos afectados en la campaña de patata nueva de España si los países proveedores de Rusia, en particular Egipto, ofertaran excedentes en la Unión Europea para compensar una probable pérdida de mercado en aquel país. Este riesgo es real, pero tampoco podemos asegurar que vaya a ocurrir.
Ante esta situación, de momento, no hemos puesto en marcha ninguna medida excepcional, seguimos trabajando, intentando mejorar y ser un operador global cada vez más especializado. Parece que debamos acostumbrarnos a trabajar de sobresalto en sobresalto y bajo presión constante, en un entorno cada vez más incierto en muchos sentidos.
Con este panorama, el consumidor va a tener que apretarse el cinturón, pero la patata es un producto básico en la cesta de la compra, por lo que lo normal es que el consumo no caiga en estas circunstancias, salvo si los precios subieran demasiado por alguna razón. De todos modos, no creo que esto ocurra a corto plazo a causa de la guerra en Ucrania.
En definitiva, y en nuestro caso, la guerra no afecta a nuestro modelo de negocio en lo que se refiere a la exportación. La zona de guerra no influye en nuestras operaciones, confiemos en que el conflicto no se extienda a territorio de la UE.
Por último, ante la pregunta sobre si es la innovación la solución para enfrentar este nuevo paradigma, considero que esta es siempre necesaria y parte importante de la solución a muchos problemas, pero entiendo que es independiente de esta situación de guerra. En todo caso, nuestros planes de innovación no se detienen ni aplazan por esta coyuntura.