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26 Dic 2024 | Actualizado 08:01

Revista del Sector Hortofrutícola

«Habrá una mayor financiación de la I+D agraria y hay que aprovecharla»

La plataforma Biovegen coincide en su documento de análisis con la CEOE al lamentar el bajo ni­­­­­­vel de ejecución de algunos planes y abogan por primar la sub­­­ven­­ción frente al crédi­to.

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«Va a haber dinero. Debemos aprovecharlo», dijo -ta­­­jante- Fer­nan­do Miranda, director de Producciones y Mercados Agrarios del Ministerio de Agricultura (MA­PA­MA), du­ran­te la clausura de las Jor­na­das sobre ‘Ciencia,  Empresa y Revolución Tecnológica’ or­ga­­­­nizadas por Biovegen durante la reciente edición de Fruit Attraction. En parecidos términos, distanciándose de la era marcada por los re­cor­tes, se pro­­nunció Ma­­ría Ángeles Ferre, máxima responsable del Mi­nis­te­rio de Economía, Industria y Com­pe­ti­tividad (MEIC) para el Pro­grama ‘Retos-Colaboración’, que en su inminente convocatoria 2017 destinará buena par­te de sus 400 mi­llo­nes de euros de pre­supuesto a proyectos vin­cu­la­dos con la agro-bio­economía. «Somos bue­nos haciendo in­no­va­ción con euros pero regulares haciendo euros con in­no­va­ción «, concluyó en to­no más crítico Miranda en alu­sión a los problemas que per­sis­ten en la transferencia de tecnología a la agricultura española.

Como se destacó desde Biovegen –la pla­ta­forma tecnológica dedicada a conectar cien­­cia y emp­resa– no es el plan del MEIC precisamente el único volcado so­bre la fi­nan­cia­ción de proyectos público-pri­vados de es­te tipo: desde el CDTI (Centro para el Desa­rro­llo Tec­no­ló­gico In­dus­trial) se con­ce­die­ron en 2016, 110 mi­llo­nes en cré­ditos bo­ni­fi­ca­dos con por­cen­ta­jes de ayuda a pro­yec­tos agroa­li­mentarios y acaban de ponerse en mar­cha los grupos operativos del MA­PAMA, que supondrán otros 47 mi­llo­nes en ayudas de aquí a 2020, con posibilidad de ampliación. Además, está en su fase álgida de desarrollo el ma­­cro­pro­grama europeo ‘Horizonte 2020’, que es­­tá per­mitiendo que mul­ti­tud de pymes españolas opten a la líneas dedicada a impulsar la bio­e­­co­­nomía, (con hasta 3.851 millones) o a la bioindustria -revalorización de re­siduos alimentarios y bio­masa- (con otros mil mi­llo­nes). Más allá de 2020, las negociaciones de la futura PAC van encaminadas, de hecho, a duplicar la actual do­ta­ción comunitaria para la I+D agroalimentaria.

La jornada, que inauguró el director del Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias (INIA), Manuel Lái­­nez y a la que asistieron más de 200 investigadores y empresarios agrarios, sirvió también para que el di­rec­tor de Bio­vegen, Gonzaga Ruiz de Gauna, esbozara públicamente el borrador del documento ‘Análisis Sector Agroalimentario y pro­pues­tas de me­jora en I+D+i’ realizado por esta entidad. Los expertos que participaron en la mis­ma, como el pres­tigioso pro­fesor de Investigación del IBMCP-CSIC y ex presidente de la EPSO (European Plant Science Or­­ga­nisation), José Pío Bel­trán, coincidieron en su diagnóstico fundamental: España es una gran po­ten­cia agra­ria, tiene una producción científica importante y de calidad, una imponente red de or­ganismos pú­bli­cos pun­­te­ros (20 centros agrarios adscritos al CSIC, 17 regionales coordinados por el INIA, 37 uni­ver­si­da­des con ac­ti­vi­dad en bio­tecnología así como otros 32 parques tec­no­ló­gi­cos) pero una es­truc­tura em­pre­sa­rial agroa­li­men­taria ato­­mi­za­da, alejada del mundo de la ciencia y que no valora la innovación como factor de competitividad. «Créanme cuan­do les digo que existen infinidad de investigadores con líneas de trabajo ya adap­tadas a las ne­ce­si­dades de la empresa, con programas de in­ge­niería genética que pue­den resolver los retos que debe afrontar el sec­tor ali­men­tario, que inevitablemente pasan por aumentar la pro­duc­ción, reducir el desperdicio y hacerlo con me­nos consumo de energía y agua para ser sostenibles», explicó Pío Bel­trán. Y para acercar la posición de los unos a los otros, el científico coin­ci­dió otra vez con el análisis de Bio­ve­gen al criticar la falta de cua­li­fi­ca­ción del personal de algunas oficinas de transferencia de tec­nología autonómicas y reivindicar mayor es­ta­bi­lidad la­bo­ral para los ‘tecnólogos’ con habilidades para evaluar las necesidades de cada empresa.

También generó un importante grado de consenso -reafirmando lo dicho en el documento de Biovegen- lo avanzado por el jefe de asuntos de Innovación de la CEOE, César Maurín, quien reivindicó un cambio de pa­ra­dig­ma en los incentivos a la I+D agraria: «Uno de los problemas de estos programas es que no se ejecu­tan buena par­te de los presupuestos. Los planes basados en los créditos par­cial­men­te reem­bol­sables no han sido inte­re­san­tes en muchos casos y convendría dar más peso a la sub­ven­ción y menos a los préstamos». Diagnóstico en el que coincidió es­pecialmente también con Marta Tor­tajada, eje­cu­tiva de Biópolis, una compañía biotecnológica valenciana cuyas patentes desa­rro­lla­das (por ejem­plo en ali­men­tos probióticos) de la mano de empresas han lla­­mado la atención del gigante norteamericana  Archer Da­niels Midland, que ha adquirido en 2017 un por­cen­ta­je mayoritario de la sociedad. María Ángeles Ferre (MEIC), sin embargo, disintió de este análisis y destacó que, en el programa ‘Retos-Colaboración 2017’ «el por­centaje de em­presas agroalimentarias que se acogen a nues­tros créditos es superior al de otros sec­tores es­tra­té­gicos, como energía y transporte»

 

CRIPR-Cas9

El informe de Biovegen identifica también seis campos tecnológicos estratégicos por los que debe pasar ne­ce­sa­ria­mente el futuro de la agricultura española. El primero de ellos son las nuevas herramientas de mejora ve­getal, con el CRISPR-Cas9 como punta de lan­za. A este respecto y ante la próxima concreción de la regulación co­­munitaria al respecto de estas novedosas tecnologías de edición de genes, el director general del MAPAMA fue especialmente claro: «Vamos a dar la batalla para lograr un marco legal basado en la ciencia, sin los corsés impuestos para los Organismos Genéticamente Modificados (OGM’s), que deberá atender, caso a caso, al re­sul­ta­do del producto y no al proceso para obtenerlo».

 

Biovegen

Biovegen-Plataforma Tecnológica de Biotecnología Vegetal es una entidad público-privada cuyo objetivo es la me­­jora de la competitividad del sector agroalimentario a través dela incorporación de tecnologías de la Bio­lo­gía Ve­ge­tal. Para ello, articula a entidades del sector agroalimentario español, poniendo en contacto la ofer­ta y de­­man­da de tecnología y desarrollando proyectos y oportunidades de negocio a través de la I+D ve­getal. Ac­tual­­mente cuenta con 77 entidades socias: 64 empresas, 13 organismos de investigación y la Se­cre­ta­ría de Es­ta­do de I+D+i, que apoya y cofinancia la iniciativa. Además, BIOVEGEN colabora con otras en­­­tidades del sector.

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