El Gobierno ha condenado el vertido de frutas llevado a cabo por un grupo de agricultores franceses ante el consulado de España en Perpiñán, un «acto inaceptable de presión y una amenaza al libre ejercicio de las funciones consulares».
«El Gobierno de España confía en que las autoridades francesas identifiquen con celeridad a los responsables de dicho acto y tomen las medidas oportunas para evitar que este tipo de actuaciones se repitan en el futuro», afirma a través de un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores.
España ha trasladado oficialmente su protesta a las autoridades francesas instándoles a que adopten todas las medidas oportunas para garantizar el ejercicio de las funciones consulares y el fin de este tipo de protestas «del todo inaceptables».
Así, España presentó ayer una queja ante las autoridades francesas por esa protesta que tuvo lugar en Francia por parte de agricultores del país, que acusan a la competencia española de hundir los precios.
Fuentes diplomáticas españolas han indicado que se ha enviado una nota verbal de queja al Ministerio francés de Exteriores y dos cartas a los de Agricultura e Interior en las que se traslada «el malestar» de la embajada y se pide que se actúe «para evitar estos actos en el futuro».
La protesta francesa tuvo lugar el pasado martes delante del consulado español de Perpiñán (sur) ante el que los agricultores, entre los que había productores de fruta de hueso, pero también viticultores, descargaron un cargamento de melocotones y colocaron de forma simbólica una bandera francesa.