La dependencia de algo o alguien, en general, nunca es positiva y, extrapolada a una actividad económica, como puede ser la producción de fresa, tampoco. Es lo que ocurre desde hace años en Huelva, donde Fortuna y Rociera se reparten la mayor parte de la superficie de cultivo. En el caso de la primera, y aunque conscientes de su elevada mortandad, los agricultores continúan confiando en ella; sin embargo, los problemas han sido mayores este año, debido a una mutación genética. En lo que respecta a Rociera, su mortandad se deriva de su trasplante cada vez más temprano en Huelva, que obliga a los viveros a arrancar la planta sin que haya transcurrido ni siquiera un mes de su fase de maduración.
“El sector necesita un cambio, porque ahora mismo tenemos dos variedades con muchos problemas”, afirma Marco Antonio Vaz, responsable técnico de I+D+i de Onubafruit. Y propiciar ese cambio es, precisamente, lo que ya está haciendo la cooperativa de segundo grado. La próxima campaña, Fortuna y Rociera seguirán siendo sus variedades principales; sin embargo, “destinaremos entre un 10-15% de superficie a nuevos materiales que estamos testando”, añade por su parte Carlos Franco, coordinador técnico. Ya en este ejercicio han realizado las primeras pruebas con estas variedades que, si el año que viene cumplen con las expectativas de agricultores y gran distribución, a partir de 2021/2022, comenzarán a relevar a las líderes.
“ Si el sector productor de Huelva apostase por variedades menos productivas pero de más sabor, ganaríamos todos»
Para los responsables de Onubafruit, los problemas actuales de mortandad no son tanto consecuencia de la falta de materias activas para la desinfección de suelos –“un hándicap con el que tenemos que convivir”- como de la precocidad que se exige a las variedades. Además, y debido al propio dinamismo del sector, a veces, los nuevos materiales no se ensayan ni se testan durante el tiempo necesario, sino que, posiblemente, se lleguen a desechar de una campaña para otra sin ni siquiera conocer su potencial real.
A pesar de todo, reconocen las dificultades a las que se enfrentan los obtentores a la hora de desarrollar nuevas variedades de fresa, un cultivo complicado desde un punto de vista agronómico y que, en los últimos años, está viendo comprometida su rentabilidad. “Su precio se ha mantenido estable en las últimas campañas”, comenta Franco, quien entiende que el agricultor busque variedades con buena producción, aunque recuerda que estas deben cumplir también con las expectativas de los clientes. En este sentido, y según añade Vaz, “si el sector productor de Huelva apostase por variedades menos productivas pero de más sabor, ganaríamos todos”.