Pese a que ambos frutos son muy apreciados debido a su alto contenido en agua y baja proporción de azúcares (6 %), así como sus características organolépticas, muchos consumidores no se animan a comprar una pieza completa por su tamaño.
Para fomentar el consumo y evitar el desperdicio de alimentos, la mayoría de los supermercados y muchas fruterías han optado por vender estas frutas grandes partidas por la mitad cubiertas por un film transparente. Según la Organización de Consumidores y Usuarios, en muchos casos estas mitades de fruta no se encuentran en las zonas refrigeradas de los establecimientos sino a temperatura ambientes expuestas en cajas o estanterías junto al resto de vegetales.
Desde OCU se asegura que la fruta una vez cortada presenta un mayor riesgo de contaminación, tanto por la propia manipulación (higiene del cuchillo, tabla de cortar…) como porque en el proceso de corte y preparación la pulpa de la fruta que hasta ese momento estaba protegida por la piel o la cáscara, queda expuesta al aire y a agentes externos. Si a esto añadimos que no se encuentre protegida en una nevera, las posibilidades de una posible infección aumentan.
Ante esta situación, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN) ha realizado un informe sobre las condiciones de conservación de piezas cortadas de sandía, melón, papaya y piña.
En el estudio se asegura que la fruta en mitades tiene una menor vida útil y mantenerlas sin refrigeración eleva la posibilidad de crecimiento de microrganismos.
Otros elementos a tener en cuenta es que cuanto más ácida sea la fruta y más madura esté el riesgo de contaminación y deterioro es mayor. De las 4 frutas analizadas en el estudio de AESAN, melón, sandía y papaya toleran el crecimiento de patógenos, mientras que la piña no permite dicho crecimiento, debido fundamentalmente a los niveles más bajos de pH.
Además, avisan de que el almacenamiento de la fruta en mitades a temperatura ambiente puede suponer un riesgo sanitario, aunque puede permanecer hasta 3 horas sin refrigeración sin que eso implique un riesgo microbiológico significativo, siempre que el termómetro no supere los 25º C y el lugar esté ventilado y protegido de la luz solar.
Una vez comprada, la fruta debe ser refrigerada inmediatamente al menos a 5 grados,
Tras conocer las conclusiones de este estudio, la OCU ha realizado un decálogo de recomendaciones tanto para los establecimientos como para los consumidores:
- Recomiendan a los comercios que quienes preparen y corten la fruta deben extremar la higiene de los utensilios y superficies de corte. Además, deben controlar las condiciones de exposición y almacenamiento: mantener la fruta alejada del calor, la luz solar y a la temperatura adecuada.
- A la hora de comprar las frutas en mitades, piden a los consumidores evitar comprar piezas muy maduras, o que presenten cortes o hendiduras en su superficie. Además, recomiendan recortar todo lo posible el tiempo que pasa desde la compra hasta que meten la fruta en la nevera de casa, donde deben permanecer hasta que se vayan a consumir.
- También aconsejan que, si no se consume el trozo completo, el resto debe mantenerse en frío, protegido con papel film o en un recipiente cerrado para evitar contaminación. En cuanto a la manipulación, lo mejor para evitar problemas es lavarse bien las manos y asegurarse de que los cuchillos y las tablas de corte estén limpias, para evitar contaminaciones cruzadas.
La conclusión de la AESAN es que el almacenamiento de la fruta cortada por la mitad a temperatura ambiente durante tiempos cortos no parece tener una influencia significativa sobre el desarrollo de patógenos de transmisión alimentaria, siempre que se acompañe de una refrigeración inmediata posterior y que el producto se consuma en un tiempo suficientemente corto.
Por ello, la OCU asegura que recurrir a las frutas por mitades es una alternativa sostenible. Además, es una práctica segura siempre que se cumplan las condiciones de higiene y de conservación tanto en los supermercados como en los hogares.