Menos superficie. El aumento de los costes de producción entre un 20-30% ha provocado un descenso de la superficie tanto de sandía como de melón en La Mancha. Los agricultores temían a primeros de junio invertir sin saber si podrán recuperar esa inversión. En el caso de la sandía, la reducción de hectáreas será más acusada, en torno a un 15%, puesto que el año pasado se perdió mucho dinero.
Aun así, y aunque es un cultivo algo más caro, los agricultores que hacen sandía logran cubrir sus costes de producción con más rapidez que los de melón; de ahí que, en los últimos años, haya crecido en La Mancha. Los rendimientos de una hectárea de sandía son más altos, luego, incluso con un precio menor, se puede rentabilizar antes.
Manejo agronómico. A diferencia del melón, también es más fácil de cultivar. No tiene graves problemas de plagas ni enfermedades, mientras que el melón es más delicado. A esto hay que añadir que, en sandía, existen cuatro o cinco variedades que dan la talla todas las campañas, mientras que, en melón, la oferta varietal es mucho más amplia y cuesta mantener el estándar de calidad durante todo el ciclo. Eso no significa que no haya buenas variedades, pero no cumplen con las exigencias de la gran distribución en cuanto a vida útil, ni tampoco con las demandas del agricultor, que busca mayores producciones para rentabilizar su inversión.
El Piel de Sapo, reconocido. La mayor parte del melón Piel de Sapo manchego se dirige al mercado nacional, si bien en los últimos años han aumentado los envíos a países como Francia, donde antes se dirigían los calibres pequeños y que, normalmente, no eran de primera categoría. Ahora exportamos melones con su calibre habitual y el consumidor francés, y también de otros países europeos, comienzan a apreciar su calidad.