¿Cuáles son los desafíos de la lechuga en el campo de Cartagena?
Los desafíos son por un lado conseguir un producto que tenga una resistencia a los problemas que tienen los agricultores de plagas y enfermedades porque ahora se puede tratar con menos materias activas. Como consecuencia del cambio climático los inviernos son más cortos y cálidos, lo que provoca que las plantas tengan más problemas para superar los momentos de calor extremo causando más desórdenes fisiológicos.
A esto se le une Trasvase Tajo-Segura, Mar Menor y sequía.
Efectivamente, intentamos sacar un producto que se pueda adecuar a las condiciones que hay. El hecho de tener el centro de investigación en el corazón del campo de Cartagena nos permite cultivar con las condiciones reales de los productores, sufriendo los años de sequía, los problemas de suministro de agua, etc. Obteniendo así variedades que respondan a las necesidades de los productores.
¿Llegará la súper bacteria o el súper hongo contra el que no se pueda luchar?
No creo, la lechuga es un cultivo muy agradecido porque no tiene plagas ni enfermedades de cuarentena. Digamos que no hay una enfermedad que, de momento, no tenga solución. Por suerte hay todavía fuentes de resistencia para las principales enfermedades.
¿Aumentando esa resistencia se ve afectado negativamente el sabor del producto?
La lechuga es un cultivo con un porcentaje muy alto de agua, un 98%. La introducción de resistencias no afecta a la calidad organoléptica de la lechuga. Nosotros hacemos pruebas para controlar el sabor, sobre todo el amargor para que no sea excesivo y también pruebas de vida útil para que el producto dure suficiente en casa. La resistencia en general no genera un trastorno a lo que llega al consumidor. Simplemente ayuda a la garantía del suministro continuado y obtener un producto más sostenible al reducir el uso de tratamientos fitosanitarios.
Y las razas de los hongos, ¿se multiplican infinitamente?
En el año 2000, hablábamos de la raza BI-EU:24 de mildiu y ahora estamos en la raza BI:40 y subiendo. Últimamente la tendencia es la aparición de nuevas razas con mayor frecuencia que anteriormente. Lo importante es seguir investigando y tener los genes de resistencia que te permitan afrontar eso.
¿A qué se debe ese crecimiento de razas?
Las empresas de semillas trabajan con diferentes genes de resistencia a bremia, facilitando que el hongo que tiene una capacidad de mutación altísima, busque maneras de sortearla.
¿Hay algún hongo con el que se haya terminado radicalmente?
En cuanto a hongos, virus, insectos o bacterias, siempre existirá la posibilidad de que el patógeno supere los genes de resistencia. No hay una solución radical a un problema como pueda ser una vacuna. La resistencia que más ha durado en lechuga ha sido la del pulgón rojo durante aproximadamente 15 años pero al final se ha roto igual. Los patógenos encuentran formas de seguir adelante, por suerte, nosotros tenemos fuentes de resistencia para hacerles frente
La reducción de los pesticidas, la presión de los supermercados y consumidores exigiendo un producto perfecto, y por otro lado el crecimiento natural de la planta y la influencia de su entorno. ¿Cómo se puede aunar todo?
El producto que llega al mercado lo hace con unas condiciones que dependen de la genética, la producción y de la tienda que lo ofrece al consumidor final, es un producto generado por la totalidad de la cadena de valor.