El volcán de La Palma se apaga
Ni tremor, con apenas algo de lava y cada vez menos terremotos y más débiles. La erupción volcánica que comenzó el pasado 19 de septiembre lleva prácticamente parada desde poco después de las 21.30 horas del pasado lunes, día 13. Eso sí, para dar por finalizada esta erupción habrá que esperar “al menos una semana con esta inactividad”, apuntaba el coordinador de Involcan, Nemesio Pérez.
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No en balde, la del San Juan, fechada en 1949, se detuvo entre cuatro y cinco días para reactivarse otra vez, pero estas primeras 24 horas de tranquilidad dispararon ayer el optimismo entre los especialistas, sumándose así al expresado hace varias jornadas por el presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres.
Todo comenzó, como se ha dicho, poco después de las 21.30 horas del pasado lunes, y a primera hora de la tarde de ayer fue el vulcanólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Vicente Soler, quien lo tuvo tan claro como para sostener en Televisión Canaria que este parón apunta “a un claro principio del fin” del proceso eruptivo. “Yo creo que es la definitiva y la reactivación parece ser improbable”, aseguró el experto, que puntualizó que en caso de que se reactivara sería “un pequeño incremento”. Para apuntalar su pronóstico, Soler comparó los parones esporádicos de la señal del tremor con el final de la erupción que tuvo lugar en El Hierro, acaecida en 2011.
En la misma línea se expresó ayer el también vulcanólogo Rubén López (Instituto Geográfico Nacional), para quien la bajada total del tremor “es un dato a tener muy en cuenta”, a la par que confirmó que “la lava, desde luego, ha disminuido su volumen de emisión”. López recordó que la ausencia del tremor despeja la posibilidad de un taponamiento puntual, según el experto, que explica que, no obstante, “todavía es muy pronto para saber por qué ha tenido lugar este repunte tan intenso y luego una caída tan grande”.
El ya citado Nemesio Pérez habló de “un día muy bueno”, pero fue claro al fijar un plazo de una semana como esas 24 horas de calma para saber con certeza que la erupción ha finalizado. Mientras tanto, se espera por conocer el resultado de las mediciones de gases, un dato que considera clave.
“No podemos decir que nos encontremos ante lo que usted quiere y yo más que usted: que esto se acabe”, remachó ayer Miguel Ángel Morcuende, portavoz técnico del Pevolca a preguntas de los medios. “Prudencia, tranquilidad y espera. En principio, esto va razonablemente bien, pero nada más”, indicó.
SÚBITO DESPLOME DEL SO2
La emisión de dióxido de azufre (SO2) y el tremor son los dos indicadores más fiables para pronosticar la evolución de una erupción volcánica, se ha desplomado en La Palma hasta, aproximadamente, las cien toneladas, una barrera estimada como tope mínimo para empezar a considerar la posibilidad de que el volcán esté dando sus últimas señales de actividad.
Este dato fue desvelado el pasado martes por el coordinador de Involcan, Nemesio Pérez, al periódico canario Diario de Avisos, y hay que tener en cuenta que se trata de un descenso súbito, a tal punto que hace dos semanas se detectaba la emisión de cerca de 40.000 toneladas al día de SO2 y, hace apenas dos días, la cifra estaba por las 5.000 toneladas.
Por el contrario, la única nota negativa de ayer se debe a los efectos de la ceniza volcánica, dado que, a pesar de que el Aeropuerto de Mazo se mantuvo operativo durante todo el día, ello no fue óbice para que, en prevención, se cancelaran todos los vuelos previstos en horas de mañana,16 operaciones interinsulares, menos dos conexiones con Madrid. Fue a partir de las 13.00 horas cuando las aerolíneas retomaron la actividad y se registraron ocho vuelos.
De resto, desde que el pasado 19 de septiembre comenzara la erupción en Cabeza de Vaca, nunca se dieron parámetros tan positivos como los de esta semana, con una remisión del tremor durante, al menos, 24 horas que estuvo acompañada por una sismicidad baja en niveles intermedios y muy baja en niveles profundos, así como por una estabilidad en la deformación del terreno y por un aporte de lava muy debilitado, que, en todo caso, procede de tubos lávicos en cotas bajas, puesto que no hay emisiones en el cono, según informó Miguel Ángel Morcuende.
Respecto a esos pequeños aportes de lava, se dirigen al frente de la colada 9, por el suroeste de la erupción, con pequeños derrames por encima de la montaña de Cogote y sin causar nuevos daños.