Las pérdidas de producción y rentabilidad por parte de los agricultores como consecuencia de la virosis y de vectores de virus como el pulgón, junto a enfermedades como el oídio, es una de las principales preocupaciones de los productores de pepino y calabacín. El foco también está puesto en otros aspectos estratégicos como mejorar la postcosecha para ganar potencial exportador, aumentar la precocidad y el rendimiento productivo para ofrecer una mayor rentabilidad a los agricultores, cerrar el ciclo de cultivo durante todo el año, con plantas vigorosas y de porte abierto que permitan reducir la mano de obra, ganar en rusticidad para hacer frente a las cambiantes condiciones climáticas, así como seguir dando pasos en favor de la calidad del fruto.
El sector es consciente de que Holanda regresará a la normalidad en la próxima campaña, recuperando todo su potencial en pepino, lo que incrementará la competencia en los mercados, de ahí que busquen ofrecer las mejores ‘armas’ posibles para los productores.
«Algunas empresas siguen avanzando en segmentación de pepino mini y snack»
En el ámbito de la sanidad vegetal, el principal objetivo, la difícil situación está impulsando a las casas de semillas a redoblar sus esfuerzos para desarrollar materiales con resistencias a ellos y a los principales virus que afectan al pepino y al calabacín, es decir, Nueva Delhi (TolCNDV), mosaico verde jaspeado del pepino (CGMMV), venas amarillas (CVYV) y trastorno del retraso del crecimiento amarillo de las cucurbitáceas (CYSDV). Además, las casas de semillas deben hacer frente a este reto en un contexto de restricción de materias activas.