El comercio exterior hortofrutícola muestra un crecimiento del valor de las exportaciones, pero con menos volumen y un fuerte crecimiento de las importaciones. Hasta noviembre la exportación aumentó un 6% en valor, totalizando 15.043 millones de euros y bajó en el mismo porcentaje en volumen, totalizando 10,1 millones de toneladas. La importación subió un 8% en volumen y un 19% en valor, totalizando 3,7 millones de toneladas y 4.060 millones de euros respectivamente.
El clima está en la base de esa reducción del volumen exportado, La climatología adversa y, en especial, la sequía han provocado en 2023 un descenso de la producción para muchas frutas y hortalizas. Pero también influye la incertidumbre sobre el futuro, con unos recursos hídricos cada vez más escasos, una política comercial que ha olvidado la preferencia comunitaria y un marco regulatorio, tanto comunitario como nacional, que prioriza el control y la gestión de las explotaciones y las tesis medioambientalistas, sin tener en cuenta las características específicas del sector y su capacidad para aportar valor.
Respecto a la falta de recursos hídricos, FEPEX considera que la disponibilidad de agua con un volumen y precio asumible constituye una variable determinante para el futuro. Son necesarios, entre otros puntos, infraestructuras hidráulicas, interconexión de cuencas, y la concienciación política y social de que con menos agua habrá menor producción y, por tanto, menor disponibilidad de frutas y hortalizas a precios asequibles.
En cuanto a la política comercial desarrollada por la Comisión Europea es cada vez más determinante de la rentabilidad del sector, ya que establece las condiciones de competencia exterior en la UE, donde se destina el 94% de la exportación (incluido Reino Unido). Las estadísticas muestran el desequilibrio existente en el mercado comunitario en relación a las producciones de países terceros. La exportación de la UE de frutas y hortalizas a países terceros se sitúa en 5,1 millones de toneladas y la importación es más que el doble, en 11,9 millones de toneladas, según datos de Eurostat hasta septiembre de 2023. En valor, las ventas totalizaron 7.277 millones de euros, frente a 13.907 millones de euros de importación. Las importaciones se ven beneficiadas por la divergencia regulatoria en materia laboral, social, fitosanitaria… existente entre los productores de la UE y de fuera, haciendo del modelo comunitario cada vez menos competitivo.
Por ello, para FEPEX, se requiere que la UE apueste por una política comercial en la que defienda su modelo de producción y la preferencia comunitaria, como hacen los grandes mercados de América y de Asia, siendo esto “el valor de lo importante para 2024”. Y que sea más eficaz tanto en el ámbito defensivo, aplicando con rigor las medidas de protección y de salvaguardia previstas en los acuerdos comerciales con terceros países, como en el ámbito ofensivo, garantizando el acceso a los mercados con potencial de terceros países, de tal forma que la globalización deje de ser asimétrica.
FEPEX requiere que la UE apueste por una política comercial en la que defienda su modelo de producción y la preferencia comunitaria
En este escenario quiero recordar las fortalezas del sector con las que contamos para superar esta coyuntura tan compleja. Destacaría la diversidad de la oferta; la producción española se caracteriza por ofrecer una gran diversidad de productos, y dentro de cada producto se ofertan múltiples variedades, formatos, etcétera… Esta variedad nos permite diferenciarnos de otros grandes países exportadores. Destacaría también la amplitud de calendarios o la capacidad de comercializar grandes volúmenes de producción y de exportación para abastecer todo tipo de clientes y mercados. El sector hortofrutícola contribuye a fijar la población al medio rural por estar presente en múltiples regiones. Además, por el carácter intensivo en mano de obra y el valor añadido que generan sus producciones, contribuye significativamente a la vertebración económica del medio rural.