Las elevadas temperaturas marcan el desarrollo genético
El aumento progresivo de las temperaturas a nivel global está haciendo que las variedades desarrolladas para el ciclo de invierno en zonas como el sureste de la Península, tengan problemas como el fusarium, más propio del calor, cuando antes no lo tenían. El fusarium es un hongo de suelo que provoca la muerte de la planta y, solo en la última campaña, redujo de forma importante la producción de cultivos de hoja y de brásicas. La tipología iceberg es la que más afección ha mostrado y se ha dado, sobre todo, en las producciones de las zonas altas, “provocando mermas de hasta el 40%, que se queda sin cortar en la finca”, según sostiene Chema Fernández, CCO de Cultivo de Hoja de Unica Group. Es un problema muy difícil de controlar porque las variedades están desarrolladas “para temperaturas de entre 8 y 12 grados por el día y mucho más bajas por la noche, pero los vaivenes climáticos han arrojado temperaturas cercanas a los 30 grados en febrero, que por la noche apenas bajan”.
Teniendo en cuenta que las limitaciones de materias activas a nivel europeo son cada vez más restrictivas y no cuentan por tanto con soluciones para el cultivo, es responsabilidad de las casas de semillas responder a este problema creando variedades resistentes.
En los últimos años se ha trabajado mucho por parte de las casas de semillas en tener todas las resistencias a bremia y ahora el reto es el fusarium. Estas se han adaptado rápidamente y han renovado su portfolio de forma que incluyen un nivel alto de resistencia en ambas enfermedades, como podréis ver en las siguientes páginas.
De forma paralela, este calentamiento global también provoca que los ciclos de cultivo de cada variedad se alteren. “En lechuga y brásicas es posible que este año se adelante tres semanas el momento de recolección; básicamente desde hace 6 o 7 años se rompió la estacionalidad de estos cultivos”, comentan desde Rijk Zwaan.
En lechuga y brásicas es posible que este año se adelante tres semanas el momento de recolección
La falta de agua cambia el mapa de producción
La escasez de agua es otro de los retos actuales del sector de cultivo de hoja. Las empresas productoras están buscando nuevas zonas de producción que tengan un mayor y mejor acceso al agua de riego a nivel global y en especial en las zonas de escasez. Ejemplo de ello es el caso de la almeriense Cuadraspania, que busca nuevas zonas de producción, así como la empresa murciana El Dulze, cuyos agricultores, cuando antes plantaban en otoño y primavera, ahora solo lo hacen en una estación porque no tienen agua suficiente y, por tanto, comparten ese mismo objetivo de búsqueda de otras regiones.
Esta falta de agua también perjudica la calidad del suelo, otro de los frentes a abordar por el sector. En Bejo, por ejemplo, han optado por ensayar el sistema de agricultura regenerativa. En él se implementan técnicas como la reducción del laboreo sobre la tierra, cubriéndolo con una base de paja para que conserve la humedad. En Rijk Zwaan, realizan ensayos con invernaderos hidropónicos donde consiguen un ahorro del 90% del consumo del agua, como nos explican cuando visitamos su CED.
La mecanización como solución de futuro a la mano de obra
El coste de mano de obra es importante en cualquier cultivo, también en lechuga, donde es complicado encontrar a personal dispuesto a trabajar en el sector agrícola. La falta de disponibilidad, unido a la especialización necesaria y el coste económico que supone empuja a las empresas del sector a optar por la mecanización, tanto en almacén como en el campo.
Estos es una realidad en el cultivo de hoja donde ya existen empresas de maquinaria procedentes de países del norte de Europa que son capaces de recolectar para industria y para fresco en campo. En esta línea, las casas de semillas se han puesto las pilas a la hora de lanzar variedades con cuello alargado que faciliten ese tipo de recolección, manteniendo calidad de fruto y resistencias.
La falta de mano de obra y de especialización empujan al sector a optar por la mecanización
Principales desarrollos genéticos
La temporada de invierno es la ventana comercial de exportación más fuerte para España en el mercado de la lechuga en Europa, ya que puede competir con las producciones del continente gracias a su menor coste de producción frente a aquellos sistemas de invernadero climatizados. Además, hay algunas categorías que no se pueden producir con calidad en invernadero, como es la iceberg, la romana, la miniromana y la Little gem, permitiéndonos una oportunidad comercial. De ahí que los principales programas de invierno de la zona sur de Europa centren sus desarrollos en estos segmentos. Sin embargo, no se detienen las especialidades, con líneas como la gama de color rojo, que intentan impulsarla para ganar en diferenciación, o la gama de hojas de sándwich, entre otras innovaciones. Visitamos en el mes de febrero el Campo de Cartagena para conocer los diferentes portfolios e innovaciones que las casas de semillas presentan para esta campaña en el cultivo de hoja.