- Las exportaciones del sector crecieron un 11,6 % y alcanzaron un nuevo máximo histórico de 61.646 millones de euros en 2021. España es la cuarta economía exportadora del sector agroalimentario de la UE-27 y aporta el 10,5 % del total de exportaciones europeas.
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El Grupo Cajamar y el Ivie presentaron ayer el ‘Observatorio sobre el sector agroalimentario español en el contexto europeo. Informe 2021’, en el que se muestra un crecimiento del 0,5 % del valor añadido del sector, hasta alcanzar una cifra de 99.792 millones de euros, el 9,2 % del PIB total de la economía española. Aunque el peso del sector en la economía ha caído cuatro décimas en 2021, supera en cuatro décimas al que tenía antes de la pandemia en 2019 (8,8 %).
Mientras que en 2021 el sector ha crecido por debajo del total de la economía (0,5 % vs 5,1 %), en 2020 resistió el impacto de la crisis de la pandemia (-3,1 % vs -10,8 %), lo que se debió al carácter estratégico del sector primario que vio aumentar su valor añadido un 4,3 %. En 2021, en cambio, el sector de la agricultura, ganadería y pesca ha visto reducir su valor añadido un -5,6 % (según Eurostat que es la fuente utilizada en la comparativa europea y que difiere del -3,7 % del INE), que contrasta con el aumento del 4 % de la industria de la transformación y del 3,8 % de la distribución de productos agroalimentarios.
Pese a este menor crecimiento en 2021, España se mantiene como la cuarta economía del sector agroalimentario de la UE-27, ya que representa el 12 % del PIB comunitario del sector, según explicó ayer Joaquín Maudos, director adjunto del Ivie y autor del informe, junto con la economista del Ivie, Jimena Salamanca.
El acto contó asimismo con la presencia y participación de Eduardo Baamonde, presidente de Cajamar, quien valoró el crecimiento constante de las exportaciones agraolimentarias, “en 2021 se ha vuelto a batir un nuevo récord que pone de manifiesto la extraordinaria competitividad del sector en los mercados exteriores”; el incremento de la inversión en I+D+i, “si bien estamos todavía por debajo de la media comunitaria”, y la creciente sensibilización del sector hacia la gestión medioambiental “con una tendencia creciente de la superficie utilizada para agricultura y ganadería ecológica y una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero”.
España es el principal productor europeo de ganado porcino, vegetales frescos, frutas frescas, aceite de oliva y cítricos, con una cuota de mercado del 24,7 %, 20,9 %, 21 %, 51,7 % y 55,9 %, respectivamente. Además, España es también la sexta economía que más empleo aporta al sector agroalimentario europeo, con un 10,4 % del total. Sin embargo, aunque la recuperación de la economía tras el año de pandemia comienza a notarse, no ha podido impedir que en 2021 el empleo total del sector en España cayera un -0,4 %. El sector primario ha aumentado el número de trabajadores un 1,9 % (lo que contrasta con la caída en su VAB), mientras que en la industria y en la distribución ha caído un -2,3 % y un -1,1 %, respectivamente. En total, 8.300 empleos menos, que dejan la cifra de trabajadores del sector en 2.999.142 personas, lo que supone el 11,5 % de ocupados del total de la economía española.
El envejecimiento de la fuerza laboral del sector agroalimentario es un rasgo característico tanto de la UE-27 como de España, puesto que más del 30 % de las personas empleadas en esta actividad tiene más de 50 años (40 % en la UE-27 y 33,8 % en España). Las mujeres suponen una minoría en el mercado de trabajo del sector agroalimentario en ambos casos, pero se acentúa más en España, donde solo el 29 % del total de trabajadores son mujeres, frente al 36,3 % de la UE.
Inflación en el sector agroalimentario
Ya a finales de 2021, el efecto conjunto de la dificultad en el transporte por al escasez de contenedores, la creciente demanda de cereales, el incremento de precios de los aceites vegetales y de la energía, sumados a las bajas laborales a causa de la COVID-19 y al aumento del IVA de las bebidas azucaradas en España, derivó en un proceso inflacionario de los alimentos y bebidas alcohólicas que situó su tasa de crecimiento en el 4,9 % en España y en el 4,3 % en la UE-27.
En cualquier caso, los productores no trasladaron al consumidor la totalidad del incremento de precios registrado en la producción de los alimentos y bebidas, ya que el coste de producción aumentó en 2021 un 8,2 % en España y un 7,1 % en la UE-27, muy por encima del 1 % y el -0,2 %, respectivamente, de la inflación registrada a finales de 2020 en los precios de producción.
Importancia de los alimentos y bebidas en la cesta de la compra
Aunque en 2021 ha caído el peso de los alimentos y bebidas en la cesta de la compra de los españoles (tras el intenso aumento en 2020 durante la pandemia), siguen pesando más que en la cesta de la compra de los europeos (23,3 %, frente a un 19,6 %). Además, su peso supera el que tuvo antes de la pandemia (23,3 % en 2021, frente a 19,7 % en 2019). El gasto per cápita en alimentos y bebidas en España alcanzó los 2.300 euros en 2020 (último año disponible), un 8,4 % por debajo del de la UE (2.510 euros). Tanto en España como en la UE-27 ese gasto aumentó, un 7 % y un 4,6 %, respectivamente.
Productividad y competividad del sector
En la presentación, Maudos destacó que la productividad del sector agroalimentario (valor añadido por ocupado) se sitúa un 29,1 % por encima de la de la UE-27, y que es mucho más competitivo que el europeo porque sus costes laborales por unidad de producto (CLU) son un 29 % más reducidos. En comparación con la media de Europa, destaca sobre todo la elevada competitividad del sector primario (sus CLU son un 70 % más reducidos). También es más competitiva la industria de la transformación (con un CLU un 11 % inferior a la UE-27). En cambio, el sector de la distribución de alimentos y bebidas en España es un 3 % menos competitivo que la media europea.
Nuevo máximo en las exportaciones
En cuanto a las exportaciones, en 2021 se mantuvo la tendencia creciente, con un nuevo máximo histórico que alcanzó los 61.646 millones de euros, es decir, un 11,6 % más que el año anterior. España es la cuarta economía exportadora del sector agroalimentario de la UE-27 y aporta 10,5 % del total. También es la UE el principal destino de sus exportaciones. Concretamente, Francia, Alemania, Italia y Portugal concentran el 45,9 % de las ventas al exterior de productos agroalimentarios españoles.
Nuestro país encadena dos décadas ininterrumpidas de superávit comercial del sector agroalimentario, que en 2021 creció un 2,2 %, hasta situarse en 18.831 millones de euros, el segundo superávit más alto de la UE-27, por detrás solo de Países Bajos.
En 2021, la fruta y frutos comestibles son los principales productos agroalimentarios que ha exportado España y concentran el 17,1 % del total de las exportaciones, mientras que el pescado, crustáceos y moluscos son el principal producto que importa (15,5 % del total de importaciones agroalimentarias).
Flujos comerciales con Rusia y Ucrania
El informe analiza también las implicaciones del conflicto bélico Rusia-Ucrania en el mercado internacional agroalimentario. Mientras que el porcentaje de las exportaciones agroalimentarias españolas hacia ambos países es similar (0,3 % a Ucrania y 0,4 % a Rusia), las importaciones son bajas en el caso del mercado ruso, pero son más importantes en el caso de las compras a Ucrania (2,4 % del total de importaciones). Los dos principales productos importados desde ese país son los cereales (53,1 %) y las grasas, aceite animal o vegetal (41,2 %). El 27,4 % del maíz y el 62 % del aceite de girasol que importa España proceden de Ucrania.
Demografía empresarial
El impacto de la crisis del COVID-19 provocó una caída del -1,8 % en el número de empresas de la industria agroalimentaria española en 2020 (último año disponible), debido a la destrucción de empresas del sector de alimentos (-0,6 %), pero principalmente de las dedicadas a la elaboración de bebidas (-7,7 %). A pesar de ello, España sigue siendo el tercer país más importante de la industria agroalimentaria de la UE-27 por número de empresas, solo por detrás de Francia e Italia, al concentrar el 10,1 % del total de compañías.
El tejido empresarial de la industria agroalimentaria española está compuesto mayoritariamente por microempresas y empresas sin asalariados (78,5 % del total), mientras que solo un 0,8 % son empresas consideradas grandes. Las empresas de la industria agroalimentaria española suponen el 17,4 % del total de empresas manufactureras del país.
Esfuerzo inversor en I+D
Por lo que respecta a la inversión empresarial en I+D del sector agroalimentario, el Observatorio la cifra en 373 millones de euros en 2020 (último dato disponible), lo que representa un crecimiento del 2,1 % respecto al ejercicio anterior y encadena ya cinco años de incremento. Este ligero incremento en el último año no permite reducir la brecha con la UE-27 en esfuerzo inversor en I+D que se mantiene desde hace más de una década, ya que mientras en España la inversión en innovación en el sector supone el 0,63 % del PIB del sector, en la UE se sitúa en el 0,75 %. Entre los países de la UE-27, el esfuerzo inversor español solo es superior al de Italia.
Sostenibilidad y medio ambiente
El informe 2021 del ‘Observatorio sobre el sector agroalimentario español en el contexto europeo’ amplía el análisis sobre los avances experimentados en la sostenibilidad del sector y su papel en la protección del medioambiente que inició en el informe anterior de Cajamar. En este sentido, el estudio destaca que España ha convertido por completo a cultivo orgánico el 8,5 % del área agrícola total en 2020, frente al 5,8 % de 2012. Además, España es el tercer productor europeo de carne ecológica, ya que aporta el 12,2 % del total en la UE-27. En cuanto a las emisiones de gases de efecto invernadero del sector, España ha conseguido reducirlas un 2,2 % en 2020, casi el doble que la UE-27 (-1,3 %). La agricultura y la pesca concentraron el 89,7 % de las emisiones del sector, que representan el 25,6 % del total de las emisiones de la economía española.
Retos del sector
Por último, el estudio presentado ayer recuerda los dos retos que tiene el sector agroalimentario español: aumentar el grado de digitalización y mejorar la sostenibilidad. Además, señala como amenazas que afectan a la competitividad del sector: el reducido nivel de capitalización de las empresas, su déficit en inversión en I+D+i, el retraso en la incorporación de las tecnologías digitales y su exposición a los riesgos del cambio climático. Para responder a estos retos, los autores destacan la importancia de las inversiones que se van a financiar a través del PERTE (Proyectos estratégicos para la recuperación y transformación económica) del sector, con un montante inicial de 1.051 millones de euros, que se acaba de ampliar a 1.800 millones. “Es una oportunidad única que el sector debe aprovechar para mejorar su competitividad y seguir siendo uno de los principales pilares de la economía española”, han destacado.
Para terminar el acto de presentación de la publicación, el secretario general de Agricultura y Alimentación, Fernando Miranda, agradeció a Cajamar el esfuerzo de recopilación y análisis de datos económicos del sector y ha valorado que, al igual que constata el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, son indicativos de la recuperación y crecimiento del sector a niveles similares a los que había antes de la crisis sanitaria.
Miranda ha destacado también la lectura que el informe hace de los próximos retos a los que se enfrenta el sector agroalimentario español, poniendo de relieve el reto de la digitalización. En este sentido, el secretario general ha recordado que, en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, la inversión C3I5 contiene dos actuaciones integradas en el II Plan de Acción 2021-2023 de la Estrategia de Digitalización del Sector Agroalimentario y del Medio Rural, adoptada por el Gobierno de España en marzo de 2019.
El secretario general ha cerrado el acto de presentación del informe destacando que los datos aportados confirman el carácter estratégico del sector agroalimentario en España por su contribución en términos de PIB, empleo, comercio internacional y equilibrio territorial, a lo que hay que añadir su importante papel en la protección del medio ambiente y en la lucha contra el cambio climático y contra el despoblamiento.