Hemos tendido hacia explotaciones más grandes, más tecnificadas, más profesionalizadas y más enlazadas con el mercado
La tendencia era muy clara. Las explotaciones de mayor dimensión lo tienen más sencillo para financiar las inversiones en modernización, también para contratar a los mejores profesionales o para, en última instancia, invertir en I+D+i. Por eso han ido ganando terreno.
Las opciones de las pequeñas
En estos dos últimos años, además, se han producido un par de fenómenos que van a servir para acelerar este proceso de forma muy drástica:
Pandemia, visualización y fondos
En primer lugar, la pandemia tensionó las cadenas de aprovisionamiento poniendo a la vez de manifiesto la importancia estratégica del sector productor de alimentos. Esto ha incrementado el apetito de los fondos de inversión hacia él. Los capitales que están entrando seguramente buscarán maximizar beneficios, entre otras cosas, ampliando la escala de las actuaciones en busca de economías de escala y poder de negociación.
La tormenta «perfecta»
Otro factor es la tormenta «perfecta» que está asolando al sector: costes disparados por los efectos de cuellos de botella logísticos, primero, y de la invasión de Ucrania, después; sequía en toda Europa y África, e inflación galopante. Esta situación puede dejar fuera de juego a muchas explotaciones, las cuales han tenido que aumentar su endeudamiento (aquí puedes leer al respecto) (mayormente a corto) para financiar la caída de márgenes (o la desaparición).
En la medida que esta situación se alargue, más y más agentes saldrán del mercado. Y, aunque las pequeñas explotaciones son muy flexibles –dado que muchos de sus dueños no viven principalmente de ellas–, lo cierto es que es en estas en las que más velozmente está ganando peso la financiación a corto, llegando a suponer en torno a la mitad de toda la deuda. Los problemas de liquidez, si no se resuelven, terminan siéndolo de solvencia.
Fuente: Red Contable Agraria Nacional, RECAN |
Y una explotación pequeña que cierra es una explotación que potencialmente puede acabar engrosando la estructura productiva de las explotaciones más grandes. Así que sí; esta crisis con total seguridad estará acelerando el proceso. Con todo lo bueno que eso supone para la eficiencia, pero con todo lo malo que también supone para las sociedades rurales y su supervivencia.