La casa de semillas Sakata ya tiene esta temporada en campo su primera variedad de calabacín con resistencia media a Nueva Delhi. Se trata de una variedad para siembras tempranas, con trasplantes de agosto y en primavera, de febrero a marzo.
Con Kai, nombre escogido para esta variedad, se inaugura una línea que precisamente incluye la ‘K’ en su nombre para que todo el mundo relacione la resistencia a Nueva Delhi con Sakata.
Pero Kai no solo aporta esta importante resistencia, cada vez más demandada por el agricultor ante los problemas de producción y rentabilidad que genera el Nueva Delhi, sino que también aporta calidad, precocidad, producción y reducción en la mano de obra.
De esta manera, Sakata se propone convertirse en referente en el segmento temprano. Y es que, como explica Cecilio Fernández, Product Promoter de Calabacín y Pepino de Sakata, «una de las características que aporta valor añadido de Kai es la reducción de la mano de obra para el agricultor. Por su tallo erecto, reduce tareas de entutorado, que es uno de los problemas a los que busca solución el agricultor y más en siembras tempranas, ya que con temperaturas altas las plantas suelen crecer mucho y se dificulta el trabajo, algo que no sucede con Kai». Una característica a la que se une su porte de planta abierto, que «permite acceder a la fruta con mucha facilidad y también facilita los tratamientos fitosanitarios».
En cuanto a la recolección, esta variedad ayuda al agricultor a evitar la transmisión mecánica de los virus transmitidos por pulgón «porque es fácil recolectar este fruto a pellizcos», subraya Cecilio Fernández. Y todo ello con una producción homogénea de principio a fin durante todo el ciclo.
En este sentido, «Kai es una variedad muy precoz, que se regula muy bien con calor, ofreciendo un rendimiento diario es muy elevado y consiguiendo muy buenos resultados al final del cultivo», incide Fernández.
Calidad y postcosecha
Pero si Kai da respuesta a las principales necesidades del productor de calabacín temprano, también responde a las necesidades del mercado, garantizando la calidad y la postcosecha.
«Su fruto es oscuro, brillante, con una mácula muy pequeña y una cicatriz pistilar pequeña que hace que la flor se desprenda con facilidad, recto y mantiene la forma al final del cultivo frente a otras variedades», afirma Fernández, quien añade que además ofrece un tamaño ideal para exportación, entre 18 y 22 centímetros, con una buen conservación postcosecha, llegando al consumidor en las mejores condiciones
Características todas ellas que se pudieron descubrir en la jornada de campo que Sakata llevó a cabo en la jornada de este martes 17 de octubre en una finca de la zona de San Silvestre, en el municipio almeriense de El Ejido, con dos zonas diferenciadas de trasplante el 11 y el 26 de agosto.
Nuevo calabacín para eco
Por otra parte, este viernes 20 de octubre, Sakata llevará a cabo otra jornada de campo, en esta ocasión en el Levante almeriense, donde presentará Isleta, un calabacín que cubre las necesidades del agricultor de la comarca de Níjar: la alta producción. Al igual que Kai, Isleta está recomendado para segmentos de verano y primavera, con trasplantes de agosto y desde mediados de febrero a marzo. Es una planta muy adaptada a la zona, muy productiva con calor y cuyo formato de frutos se ajusta perfectamente al mercado eco.