Por David del Pino
Ayer llegó la noticia del comienzo de los trabajos del Observatorio de la Cadena Alimentaria de la Unión Europea (AFCO), un nuevo organismo creado en marzo, tras la reunión Consejo de Ministros de Agricultura de la Unión Europea que analizaba las preocupaciones y protestas de agricultores y ganaderos en diversas movilizaciones que tuvieron lugar en una veintena de Estados miembros.
Los objetivos son tan loables como difíciles. Conseguir mejorar la transparencia y la equidad entre los diferentes eslabones del sector alimentario es una declaración de intenciones mayúscula. Y hacerlo para todos los productos alimenticios se me antoja de una enorme complejidad.
El tiempo dirá y ojalá se acierte con los diagnósticos y las medidas. Y aquí es dónde me gustaría aportar alguna luz para el caso de las frutas y hortalizas en fresco. Lo explicaré con mayor extensión en el libro que publico en Octubre, pero en este este artículo os hago resumen…
El sector sigue frustrándose al constatar las asimetrías de precios. No estoy aquí para hacer juicios morales, sino para explicar las realidades del sector aunque duelan. Y es que el sentimiento innato de justicia nos dicta que los movimientos de márgenes y precios deberían ir acompasados y ser simétricos. Típico comentario entre agricultores y vendedores: “Si los distribuidores ahora tienen más margen, mis precios también deberían subir de manera acorde”.
Esto es una expectativa compatible con la famosa Ley de un Precio (Law of One Price -LOOF-) que adaptada a una cadena de valor diría muy resumidamente que los precios, a lo largo de una cadena de valor, suficientemente madura y con relaciones estables de largo plazo entre sus actores, deberían reflejar entre los diferentes eslabones simplemente las diferencias entre los costes operativos, los costes de ventas y los usuales beneficios empresariales. En estas condiciones de estabilidad, los precios y márgenes serían estables y se dificultaría la especulación.
De hecho, los múltiples observatorios de precios que existen en el sector se basan en esta premisa. Están ahí para estudiar las supuestas ineficiencias del sector. Para tratar de entender la razón por la que las frutas y hortalizas en fresco no se comportan como sería de esperar. Los titulares de las noticias que proporcionan son llamativos: “los precios de venta de algunos productos multiplican hasta por diez el importe que los distribuidores pagaron a los agricultores”, “un kilo de ajos se compra al agricultor por sesenta céntimos, pero se vende en las tiendas a casi seis euros”, “un kilo de limones cuesta apenas 33 céntimos, aunque el consumidor final tiene que pagar por ellos dos euros más”. De estos titulares se salta a la condena sin mayor análisis: “intermediarios especuladores, abuso de la distribución y etc.”
Que el ruido no nos impida oír lo relevante. Por supuesto que la estructura de la cadena de valor, las ineficiencias del sistema y el poder de negociación de cada actor tiene un impacto en la conformación de precios y márgenes, pero no es lo único que está sucediendo e influyendo. A veces ni siquiera es lo más significativo porque si así fuera las dinámicas de precios y márgenes de otras cadenas de valor similares de productos commodities no serían tan diferentes a las nuestras. Y lo son.
La asunción de que hay una transmisión de precios vertical (Vertical Price Transmission), desde los agricultores a los consumidores (o viceversa), es, desde mi punto de vista, incorrecta. Las transmisiones de precio van en las dos direcciones desde el inconcreto mercado intermedio B2B con información incompleta donde se produce la verdadera conformación de los precios de referencia con alta frecuencia (semanal).
Desde esta referencia intermedia se producen las transmisiones de precios “aguas arriba” y “aguas abajo”. Cada una de estas direcciones de transmisión tiene su propia dinámica, aunque estén íntimamente ligadas. Y estas dinámicas son estructurales y no ineficiencias del sistema (la explicación en el libro).
Y este es el principal motivo de las situaciones paradójicas de precio que vemos en la cadena de valor de las frutas y hortalizas en fresco. Aunque no creo que pueda convencer a nadie. La ortodoxia académica dicta que las cadenas de valor han de analizarse basadas en transmisiones de precios verticales y detección de asimetrías.
Por cierto, tampoco hay un sólo precio de referencia que se pueda estudiar para cada artículo, como se esperaría de un commodity. En nuestro sector, hay simultáneamente una multitud de precios (hipersegmentación) en un equilibrio altamente inestable para el mismo artículo y en el mismo mercado.