Niños corriendo y revolcándose por un mullido césped vestidos de indios, grupos de vaqueros y vaqueras bailando al unísono, manteles esparcidos por todo el campo de fútbol del Sporting Riazano con familias enteras degustando una mazorca de maíz o una hamburguesa ecológica…y de fondo, las mejores bandas de americana. Bienvenidos al Huercasa Country Festival.
Una reunión de gente tranquila que trasciende lo meramente musical, ya de por sí, excelso. Un festival que se distingue por cuidar los detalles que la inmensa mayoría de los que se celebran en nuestro país ignoran, con un tamaño justo que permite moverse sin hacer uso de los codos, los servicios que en otros eventos parecen puestos por imperativo legal, en Riaza están pensados para el disfrute y el bienestar de su público.
Sin colas, el recinto cuenta con sanitarios con agua corriente, con dos equipos de limpieza permanentes que los mantienen impolutos y provistos de papel higiénico en todo momento. Una atención exquisita por parte de la organización que se esfuerza en mimetizar el espacio con el entorno. Papeleras y contenedores más que suficientes. Dos pantallas que, sin ser estrictamente necesarias, facilitan el seguimiento de los músicos sobre el escenario. Y dos aparcamientos a escasos metros, uno de ellos de gran capacidad, y con personal organizando tránsito.
En definitiva, una experiencia súper agradable que invita a repetir y que prueba que hacer las cosas pensando en el que paga y no sólo en el beneficio es posible.
Y todavía no hemos hablado de música. El viernes 6, John Hiatt and The Goners ofrecían uno de esos conciertos de lo que, orgullosamente, los asistentes podrán decir aquello de “Yo estuve allí”, con un Sonny Landreth, el mejor Slydeco de la historia probablemente, simplemente estratosférico.
El encargado de cerrar esta histórica quinta edición, el sábado 7 de julio, fue el legendario Steve Earle & The Dukes, haciendo un recorrido espectacular por lo mejor de su ejemplar trayectoria. En su nuevo trabajo So you wannabe an outlaw, lo aclara perfectamente. “No hay nada de ‘retro’,” afirma, “sólo estoy admitiendo de dónde vengo”. Earle ha vivido en New York durante la última década y ésta ha sido la primera grabación que ha hecho en Austin, Texas. El mismo reconoce que “Siempre voy a ser un tejano, no importa lo que haga. Y siempre voy a ser alguien que aprendió su oficio en Nashville. Ese es quien yo soy”, confirma. “Este álbum va de cómo volví a coger una Fender Telecaster para un disco completo por primera vez en mi vida.” La parte cantada es un poco diferente. Obviamente no suena como Waylon Jennings”. » Honky Tonk Heroes de Waylon fue el modelo para el nuevo álbum. Siempre he considerado realmente importante aquel álbum. Considero que es el Exile on Mail Street de la música country”. Earle está respaldado por The Dukes, la banda con la que vendrá a visitarnos este verano. Ahí están Chris Masterson como guitarrista, Eleanor Whitmore en el violín y los coros, el bajista Kelly Looney, Brad Pemberton como batería y Ricky Ray al pedal steel guitar.
Justo antes, calentaron el escenario los oriundos de Austin, The Band of Heathens. Vienen presentando su quinto trabajo de estudio, Duende, además de su último EP Live Viva Satellite donde encontramos esas guitarras llenas de energía a medio camino entre Chuck Berry y Keith Richards, el boogie de Grateful Dead pasado por la batidora de J.J. Cale y el peculiar country rock de los legendarios New Riders of the Purple Sage. En su actuación en Riaza nos sorprendieron con dos versiones inesperadas: “Hurricane” de Neil Young y “Blue” de Los Jayhawks y de manera muy especial con la presencia del madrileño Alex Muñoz, que se ha convertido en uno de los músicos de referencia de la Americana Music en Nashville.
Con las últimas luces del día abrió esta segunda jornada, Stephanie Quayle, una de las grandes esperanzas del country del Siglo XXI. Tras editar el álbum Ain’t No Housewife en 2011, se mudó a Nashville desde su Montana natal. En 2016 causó sensación con el single «Drinking With Dolly», una canción nostálgica sobre los buenos tiempos de la country music. En ella habla de haber nacido en la década equivocada mientras sueña con beber con Dolly Parton.
La cita con el Country que tiene el primer fin de semana de julio en la localidad segoviana de Riaza, definitivamente se asienta con luz propia en nuestro calendario festivalero. La empresa hortofrutícola de Sanchonuño, Huercasa, ha encontrado la manera de transmitir los valores de vida sana y rural que guían su filosofía empresarial y unirlos con la música que mejor los representa. Larga vida al Huercasa y no te olvides de #Saboreaelcountry.