El diario El País ha hecho eco de las importantes aportaciones derivadas de este trabajo, publicado en la revista Nature Communications, en el que se ha analizado 69 genomas de cítricos.
En muchos cítricos silvestres, el polo • instalan de una planta padre y la flor de una planta madre dan lugar a una semilla de la que surgirá una nueva planta con la mitad de los genes de un progenitor y la otra mitad de la otro progenitor. El estudio, sin embargo, aborda las enormes consecuencias derivadas de una mutación que tuvo lugar hace 1,6 millones de años y que revolucionó la historia de las mandarinas. Esta particular mutación que ocurrió en las mandarinas de las montañas de Nanling hizo posible la reproducción asexual apomíctica (apomixis), un proceso que permite que se generan clones maternos a partir de embriones somáticos. Este evento, tal como explica el Dr. Manuel Talón,
El estudio ha descubierto también que la complejidad de las relaciones de las mandarinas se simplifica considerablemente por el descubrimiento de tres linajes ancestrales que, junto con el pummelo, dieron lugar a toda su diversidad actual. Uno de estos linajes comprende una especie silvestre hasta ahora desconocida, localizada en las islas Ryukyu, que ha sido bautizada como Citrus ryukyuenses. Una implicación adicional del descubrimiento de C. ryukyuenses es que, como parental de la mandarina shiikuwasha que sus portainjertos híbridos se han descrito como tolerantes a la devastadora enfermedad conocida como Huanglongbing (HLB), podría ser la fuente primigenia de la tolerancia a esta enfermedad.
El análisis de los 69 genomas de cítricos estudiados conduce a una revisión exhaustiva del origen y la diversificación de los cítricos de Asia oriental, incluyendo la elucidación del origen de la apomixis en la mandarina y su propagación a los cítricos relacionados, incluyendo las naranjas, los pomelos y los limones.
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