Campaña
Hasta ahora Sol de Badajoz afronta una campaña normal, a excepción de las primeras variedades que sufrieron alguna helada, tras ello, la cosecha comenzó sin más alteraciones. Si bien el año pasado hubo una gran producción de ciruelas, “este año será menor” apuntan desde la compañía. Lo cual ayuda a no sobrecargar un mercado que cada vez recibe más volumen de países del Este o de Turquía. Como alternativa, la empresa lleva ya muchos años recurriendo a ultramar para vender sus productos a precios competitivos.
Dificultades
La mano de obra, junto a la falta de agua, son los mayores desafíos que tiene que afrontar el sector extremeño de fruta de hueso. Tanto es así que, cada año, en Sol de Badajoz tienen dificultades para cubrir su plantilla, a pesar de que Extremadura por su tradición agrícola está en una mejor posición que otras regiones, “las necesidades de mano de obra casi se duplican cada campaña”.
También el agricultor se encuentra en una posición ‘límite’, porque recae sobre él toda la presión de la cadena y los precios no ayudan a recuperar malas campañas. Además, el consumo en España y Europa se está retrayendo, lo que añade un mayor desequilibrio a la situación.
La mano de obra es el mayor desafío del sector
Sin embargo, desde la empresa piensan en positivo, “creemos que el futuro del sector pasa por hacer las cosas muy bien, control, innovación y profesionalización”, como recomendaciones en un contexto tan incierto. La empresa con una producción cercana a los 50 millones de kilos y 2.500 hectáreas de superficie, es optimista de cara al futuro, aunque el lastre de la subida de costes está condicionando su crecimiento.