El cultivo de patata ecológica para obtener material vegetativo de reproducción certificado (patata de siembra) supone una alternativa de diversificación de la actividad ganadera en los valles pirenaicos navarros.
Se trata de una de las conclusiones expuestas en una jornada celebrada la pasada semana en la finca experimental de Erremendia de la empresa pública del Gobierno de Navarra INTIA (Instituto Navarro de Tecnologías e Infraestructuras Agrarias).
La sesión, en la que participaron más de 30 profesionales de la ganadería y la agricultura, se centró principalmente en el manejo de plagas, enfermedades y hierbas de cultivo, en la forma de integrar la actividad de producción de patata ecológica en las explotaciones convencionales, en la certificación del producto, y en el futuro próximo respecto a nueva experimentación.
La disponibilidad de herramientas fitosanitarias en el mercado para el cultivo ecológico es limitada «por lo que, ante las plagas y enfermedades, es imprescindible y obligatoria la rotación». Así, cada hectárea de cultivo anual de patata implica otras 3 o 4 de ecológico para mantener la superficie a cultivar. «La calidad del material de reproducción, aún más en producción ecológica, es una de las garantías para el éxito del cultivo», explica el Gobierno de Navarra en un comunicado.
En la jornada se analizó, como retos a futuro, la nueva experimentación y el estudio de nuevas variedades resistentes, y el análisis de posibles vías de reducción de las dosis de cobre en los tratamientos cúpricos (por debajo de las permitidas actualmente en el reglamento de producción ecológica). Además, se trató sobre los posibles cultivos compatibles con las condiciones de la zona para obtener un valor económico adecuado que garantice aún más los efectos favorables de las rotaciones de cultivos respecto a la sanidad del cultivo y sus rendimientos.
La finca de Erremendia se dedica desde hace más de 30 años a probar sistemas y técnicas de producción agrícola y ganadera que se puedan trasladar a orientar a quienes producen en esta zona, o en zonas con condiciones de producción parecidas, para generar explotaciones rentables.
En 2001, INTIA afrontó una nueva orientación en la finca con la introducción de la producción ecológica de ovino de carne y después del seguimiento de los procesos de producción entre 2001-2009 el personal técnico de INTIA consideró que el cultivo de patata ecológica «podría ser un complemento a la actividad ganadera que, en el proceso de adaptación a ecológico, veía reducido su censo y productividad». Además, el cultivo de la patata cerca de ganaderías «facilita el acceso al estiércol, un producto ganadero de alto valor y con que mejora la fertilidad del suelo». Así, en 2010 se introdujo definitivamente el cultivo de patata ecológica en las rotaciones de la finca experimental.
Tras siete años de experimentación, el cultivo de la patata ecológica para siembra «ha demostrado ser un complemento muy eficiente económicamente para otras actividades en estos sistemas de producción de montaña«. Se observa que el margen neto por hectárea de patata ecológica «se puede comparar al obtenido por un alto porcentaje de ovejas de un rebaño medio de ovino de carne».
Fuente: noticiasdenavarra.com