«El consumidor está poco acostumbrado a las frutas y verduras deshidratadas»
Las frutas y verduras deshidratadas ganan terreno en España con una oferta desestacionalizada y de fácil manejo, aunque los productores y vendedores de esta oferta ven a un consumidor poco acostumbrado.
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sí lo resumen las diferentes fuentes contactadas por Efeagro, que ven que cuentan con un potencial como producto sano, rico y de fácil transporte pero que puede pasar desapercibido por los consumidores al asociar, especialmente las frutas deshidratadas, a celebraciones específicas, como la Navidad.
La empresa navarra Trevijano, que ofrece una treintena de productos deshidratados, como sopas, arroces, quinoa y cous cous acompañados por verduras y legumbres, entre otros, recuerda que la deshidratación es una técnica que lleva años en España, pero los platos deshidratados han sido un paso más.
“En los supermercados, no existía (y no existe en muchos) dicha categoría. Poco a poco, a medida que ampliamos nuestra gama, y también lo hacen otras empresas, se consigue más presencia en el supermercado y, por tanto, más conocimiento por parte de consumidor“, explican fuentes de la compañía.
Recalcan que este tipo de oferta es “una buena manera de conservar los alimentos que salen del campo en su momento óptimo”, por lo que se reduce el desperdicio alimentario, y permiten al consumidor utilizarlos en cualquier momento, ya que son fáciles de preparar y no necesitan estar refrigerados.
Explican que han registrado “grandes crecimientos” en la facturación “año tras año”, gracias a que encuentran nuevos mercados (las exportaciones suponen un 40 % de su facturación) y clientes.
Un negocio con especial atención a las frutas, es el de Sandra de Blas, dueña de NaturSnacks, que desde Pedrajas de San Esteban (Valladolid) vende frutas deshidratadas con certificado ecológico, así como kale deshidratado.
Además, a través de Alimentos Deshidratados Españoles SL, deshidrata productos para otras empresas.
De Blas explica a Efeagro que desde que comenzó su andadura en 2014 se ha topado con un consumidor que no conoce el producto, por lo que, aunque sí hay más cultura con algunas verduras, con las frutas fue más complicado.
“Con la fruta he tenido que crear cultura. Cómo se tienen que saborear, que se pueden comer, que no es para sustituirlas por fruta fresca sino como alternativa a otros aperitivos. Ha sido un poco complicado”, alega.
Sin embargo, ha visto cómo ha aumentado el interés por el mayor cuidado que muestran los consumidores por la salud, que intentan hacer más deporte y comer productos menos procesados y optan por las frutas deshidratadas ante otros aperitivos, principalmente en las grandes ciudades; aunque también le frena que no siempre eligen su producto al ser más caro que los que ofertan terceros países.
Su objetivo es lograr un aperitivo saludable, local y desestacionalizado que pueda servir como una opción para aquellos que sufren hambre por ansiedad o no tienen tiempo o espacio para tomar fruta fresca en el trabajo o la escuela, así como crear una experiencia de “slow food”, con tiempo para saborear cada trozo.
La pandemia generó un golpe en su facturación, pero espera poder aumentarla durante este 2021 hasta un 30 % frente a lo que registró en 2019, tras años de un crecimiento “lento” y que cuesta acelerar, con un mercado español que no siempre opta por esta clase de productos por su precio.
También tiene como objetivo aumentar su oferta de productos y sus exportaciones, que ya le han permitido llegar a países como Japón, Italia, Francia y Canadá, y no rechaza potenciar las exportaciones hasta supongan más de la mitad de su facturación.
Un pequeño negocio que gana terreno desde Galicia es Milhulloa, que ofrece infusiones, especias y grelos deshidratados y también ofrecen servicio de deshidratado a otros productores.
Fuentes de la empresa explican que han visto cómo su facturación ha aumentado hasta un 60 % en los últimos años, con un público que cada vez ve más útil consumir productos desestacionalizados, como los grelos, típicamente gallegos, que pueden incluso llevárselos si viven fuera de España.
Sin estar específicamente centrada en esta oferta, La Simiente, en la provincia de Almería, es una tienda que ofrece diferentes variedades de frutas y verduras deshidratadas, entre una gran variedad de productos.
La encargada de este negocio, Ana Martínez, explica que también se encuentra con un público que no está acostumbrado, que le gusta cuando lo prueba, pero que cuesta que luego lo compre, y asegura que podría tener mejor acogida si se aumentara su publicidad.
Sin embargo, desde La Vida a Granel (en Móstoles), la propietaria, Eva Braojos, asegura que en los casi tres años que lleva con el negocio, que ofrece también envíos, ha visto cómo cada vez hay más demanda, con un aumento de su facturación de hasta un 20 %.
Alega que cada vez son más los aficionados a este producto, que incluso empiezan a diseñar nuevas recetas para no tomarlas solas, como en desayunos (en el caso de las frutas), o en platos salados (en el caso de verduras), por lo que cada vez le ven más salidas a este producto que poco a poco gana terreno en España.
Fuente: EFEAGRO