El centro La Mayora investiga los tropicales del futuro
Málaga cuenta con uno de los centros de investigación de frutas tropicales más avanzados y prestigiosos de toda Europa. En su finca de La Mayora situada en Algarrobo (Málaga), el Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea (ISHM) ensaya y cultiva variedades todavía desconocidas pero que, en un futuro cercano, aterrizarán en los lineales del súper como fruta exótica. Ha pasado con el aguacate, el mango o la papaya y, últimamente, con las paraguayas.
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El centro de experimentación inició sus trabajos con la chirimoya, el aguacate y el mango. Hoy por hoy, productos netamente consolidados en nuestra cesta de la compra. La Costa Tropical que discurre entre la costa de Granada y Málaga ofrece unas condiciones geoclimáticas y ambientales perfectas para el cultivo de muchos subtropicales, aunque no todas las variedades se han adaptado bien a estos suelos. En La Mayora llevan años buscando variedades que se acomoden perfectamente a las condiciones de clima que existen en ambas provincias. Y los resultados ya se ven en los supermercados y tiendas.
Además de ensayar nuevas variedades de aguacate y mango, en la actualidad, también trabajan especies exóticas que pueden sonarnos, un poco a chino. El jefe del Departamento de Fruticultura Subtropical del IHSM, Iñaki Hormaza, cita “el lichi, el longan, la carambola, la lúcuma, la pitaya, y otras menos desconocidas como la papaya y guayaba”.
Lichi
El lichi es de origen chino y presenta fantásticas propiedades como su alta proporción de polifenoles, que favorece el riego sanguíneo, o su alta tasa de vitamina C. Además, es muy eficaz frente a los virus. El logan, por su parte, contribuye a frenar el envejecimiento y constituye un buen complemento para al vigor sexual. En cuanto a la carambola, es un potente antioxidante y encierra en su interior multitud de vitaminas. La lúcuma es buena para el metabolismo, antioxidante, contribuye a mitigar la depresión, reduce el colesterol y ayuda a prevenir muchas enfermedades. La pitaya o fruta del dragón resulta idónea para las personas que sufren sobrepeso o realizan dieta. Es rica en vitamina C, betacarotenos, fósforo, calcio y hierro. La guayaba es una de las superfrutas que más sustancias beneficiosas aglutina. Es un excelente regulador del tránsito intestinal y aporta mucha vitamina C, A, ácido fólico. También ayuda a prevenir varios tipos de cáncer.
Por último, la papaya es la menos extraña de todas. Hace unos años, los grandes productores como Sigfrido o Tropical Millenium comenzaron a trabajar esta ‘Big Fruit’ en La Axarquía. Los resultados fueron algo pobres. Pese a que, aparentemente, la fruta presentaba el peso y la apariencia adecuados, su sabor no estaba a la altura. Debido a los valores saludables y a los beneficios para el organismo, es muy demandada tanto en Europa como España. Por esta razón, se importa regularmente de Brasil. La papaya es muy diurética, rica en vitamina A y C, fibra y proporciona gran cantidad de antioxidantes La maduración óptima se produce cuando el fruto adquiere un color amarillo. Hay que dejarla madurar junto a otras papayas a temperatura ambiente. Si cede cuando se la aprieta suavemente, está lista para comer. Si tiene un color mostaza intenso está sobremadurada. Hormaza, opina que es “un material muy tropical que no soporta bien las temperaturas frescas de nuestro invierno que, en realidad, no lo son tanto”.
De cualquier modo, los científicos de La Mayora están investigando distintas variedades para detectar la que mejor se adapte al entorno de la Costa Tropical. No es una tarea fácil aunque el experto es optimista sobre ello y vaticina que “en cinco años es posible que tengamos algo más interesante. Una variedad bien adaptada”. Con estas perspectivas, su futuro en tierras malagueñas está asegurado. El gerente de Tropical Millenium (una de las grandes comercializadoras de subtropicales), Javier Fernández, confía en este sentido en el potencial de un producto que “tiene un recorrido tremendo y buena respuesta por parte del consumidor habitual”.
Fuente: Agro magazine