El aumento de la oferta y las bajas temperaturas no estimulan el consumo de sandía
La sandía vive una de sus peores campañas, el cultivo primaveral es el único que va destinado desde la provincia casi íntegramente al consumidor nacional y que suele compensar la renta de los productores en su balance final.
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En este contexto ha habido algunos agricultores que han regalado su cosecha o la han dado de alimento para el ganado, prefiriendo perder dinero a venderlas a estos precios. En las últimas semanas, cuando comenzaran a comercializarse las primeras partidas, las redes sociales empezaban a inundarse un año más de fotos y vídeos denunciando esta situación. “Ya vale de jugar con el dinero de nuestros hijos. No una puta sandía a 17 céntimos como están haciendo otros”, denunciaba un agricultor ejidense con un vídeo que se convertía en viral en la red social Facebook, quien pedía a sus homólogos frenar esta situación “no vendiendo ni una sandía aunque fuera solo una semana. Hay que parar esto. Dicen que los agricultores somos los que tenemos buenos coches y aquí no tenemos ya ni para plástico en el invernadero”, lamentaba el protagonista de este documento audiovisual mientras mostraba algunos problemas de mantenimiento en su finca por falta de fondos para ello.
En este sentido, y dejando a un lado los problemas que hay en origen con la gran distribución, parece que la falta de planificación entre las empresas que aglutinan el mayor porcentaje de la comercialización de la sandía almeriense ha vuelto a brillar, un año más, por su ausencia. Un fenómenos este que hace que cuando vienen torcidas haya poca capacidad de maniobra.
El segundo aspecto tiene que ver con la demanda, que ha bajado tanto en España como en el resto del continente por unas temperaturas aún bajas y que no han invitado al consumo de este producto. Así, un año más, la sandía no ha cumplido con las expectativas en el campo almeriense, que en esta ocasión adelantó la producción prácticamente un mes, lo cual pronosticaba posibles desajustes, como así ha sido. En abril, cuando echaron a rodar las primeras sandías almerienses, compitió con la mayor parte de origen en ultramar (Costa Rica y Panamá), ya sea directamente exportada o controlada por Holanda, pero también de África (Marruecos y Senegal).
La sandía que se comercializa en Europa en abril tiene oficialmente los siguientes orígenes: Holanda (20.000 toneladas), importadas de Costa Rica y Panamá; Marruecos y Costa Rica con 19.000 toneladas cada uno; España (11.000 toneladas); Panamá (10.000); Senegal (6.000); e Irán (4.000 toneladas). Además, en estos días están entrando en producción las primeras sandías murcianas, concretamente en Mazarrón.
Todo este cúmulo de circunstancias, donde ha primado la falta de planificación, ha hecho que los precios se hayan cebado con los productores. Además, desde Asaja recuerdan que la sandía es uno de los productos por los que el agricultor ha apostado esta campaña y ha conseguido sacar adelante una producción de excelente calidad. “Por eso es preocupante que se esté viviendo esta situación, y especialmente después de un invierno que no ha sido espectacular en precios para casi ningún producto, y nos inquieta que la situación no cambie, ya que estos agricultores no podrán recuperar las pérdidas que ya les está generando”.
Por otro lado, la demanda de melón continúa siendo pausada. La oferta de Almería no es abundante, pese ha que ha crecido esta campaña en torno a un 8% en superficie, después de varias campañas de disminución, de forma que se ha pasado de 2.290 hectáreas en 2017-2018 a 2.473 hectáreas en este ejercicio. Su competencia de otros orígenes de producción influye notablemente en el precio del producto. Eso sí, cuenta con mejores cotizaciones que la sandía y que no bajan de los 0,40 céntimos el kilo en el peor de los casos.
Cabe recordar que en está época con los cultivos primaverales los productores deben tener especial antención con el manejo agronómico para asegura la mayor calidad. En este sentido, la Junta de Andalucía iniciaba a finales del pasado mes de marzo su tradicional campaña ‘No cortes en verde’, una iniciativa puesta en marcha hace más de dos décadas en colaboración con Hortyespaña y el resto sector hortofrutícola almeriense con el objetivo de fomentar la comercialización de melón y sandía en su grado óptimo de maduración.
Las inspecciones se mantendrán hasta el cierre de la campaña de melón y sandía que será a finales de junio o principios de julio, en función de como se desarrollen los cultivos en el Levante almeriense.Durante el ejercicio pasado, por parte de la Junta, a través de Agricultura llevó a cabo 145 controles en 30 empresas en las que se revisaron 5.871 toneladas.
Fuente: Diario de Almeria