El viaje virtual podría comenzar en tres sitios: la parcela -con muchas aplicaciones en inglés, sobre todo de EEUU- y herramientas bastante utilizadas en el sector español; la granja, con algunas menos o en el mar, con escasas herramientas específicas.
Las organizaciones agrarias COAG y UPA han desarrollado las suyas propias.
La de COAG, «iNMA, asesora agraria de bolsillo» permite encontrar precios, fechas sobre plazos y cobro de ayudas o indicadores para el riego, entre otros datos.
«App Campo», de UPA, pretende servir de guía mediante GPS a los tractores para que al fumigar no repitan o se dejen terreno; también incluye un localizador de lugares de interés, como concesionarios o Administraciones.
El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente cuenta con aplicaciones para el tiempo (la Agencia Española de Meteorología, AEMET) y para indicadores ambientales.
Entre los agricultores también son conocidas: «Agroguía», creada por españoles, para un reparto correcto de fertilizantes; «Mide Mapas» para medir parcelas y pasarlas al ordenador; iHuerting para orientar a aficionados de huertos urbanos e incluso a profesionales y «Agro y Spray» para tomar notas y hacer informes de plagas.
Dentro de las aplicaciones descargadas para teléfonos y tabletas con sistema operativo Android, «Agri Precisión» destaca entre las más valoradas, con un rango comprendido entre 10.000 y 50.000 descargas, funciones de GPS y guía para siembra, según datos facilitados a Efeagro por Google en España.
Según una lista de «app» agrícolas seleccionada por Google, la más puntuada sería «MAGYP» del Ministerio de Agricultura de Argentina; también figuran Infoagro.com, que permite acceder a precios de frutas y hortalizas, «Fertitienda» para comprar abono o fitosanitario y «Alimentación del Ganado», para orientar a los productores de animales.
En cuanto a la pesca, un armador o marinero encuentra menos aplicaciones específicas en Internet que un aficionado a salir con la caña por deporte.
Pero existen aplicaciones para seguir el estado del pescado como la del Nofima (Instituto de Investigación noruego), que evalúa la frescura de un lote.
Rastrear la identidad de un atún rojo -del mar al sushi- haciendo una foto con el móvil es posible, mediante un código desarrollado por la atunera Balfegó.
Si internet ha abierto la puerta a la reducción de intermediarios, Vegetality pone en contacto a agricultores y consumidores, para la compraventa de fruta o verdura.
Y si se pasa de la tierra o la costa al consumidor, se multiplican las «app» a disposición los interesados en conocer qué comen o para planificar la visita a restaurante.
Para amantes el vino, podrían citarse la guía «Wine Up» -híbrido entre aplicación informática y libro electrónico-; Wine Dictionary; Kellermaister para quien tenga una bodega en casa o Wine Notes, para anotar experiencias.
El viaje por aplicaciones agroalimentarias también admite pasajeros infantiles, con «Tarjetas Aprender Alimentos» o el simulador «FarmDriver» para demostrar a niños (y a adultos) cómo se conduce un tractor.
En cuanto a las tendencias gastronómicas, las aplicaciones están a la orden del día y por ejemplo dentro de la tienda Google Play (para Android) existe un espacio especial «Gourmet 3.0», con una oferta de herramientas entre las se puede encontrar incluso una propia de Ferrán Adriá.
Y conforme la cadena de producción pasa de lo profesional al ocio sube la popularidad de las aplicaciones; de hecho, entre las más exitosas de la tienda Apple Store figuran Vinos y Añadas, 101 Recetas de Cocina o Paella & Arroz.
En restauración, destaca en popularidad la app de la central de reservas Eltenedor.