‘¿Está en riesgo el sector por las normativas del plástico?’. Este fue el título de la mesa redonda organizada ayer por la revista MERCADOS en el marco de Fruit Attraction, y que reunió a la influencer y divulgadora científica Deborah García; Carmen Sánchez, directora técnica de Itene; Aurelio del Pino, presidente de ACES; y Silvia Oliver, responsable de sostenibilidad de ITC Packaging.
Deborah García defendió el uso del plástico, al que se refirió como el “material más sostenible” e insistió en que “el problema no es el plástico, sino su gestión”. En este sentido, afirmó que “los plásticos son imprescindibles para el desarrollo sostenible” y, es más, “si queremos ser sostenibles, debemos ser aliados de la ciencia”.
Tras García, tomó la palabra Carmen Sánchez, directora técnica de Itene, quien expuso los pormenores del proyecto de real decreto que prepara el Gobierno y que obliga a la eliminación del plástico en frutas y hortalizas en confecciones menores a 1,5 kilos. García comentó que la futura norma aboga por la reutilización y puso en el punto de mira productos como la IV Gama: “Serán de los más afectados”. Y es que, si bien es cierto que se permitirá el uso del plástico en frescos cuya durabilidad pueda verse comprometida si se elimina este material, también lo es que la normativa que prepara el Gobierno traspone la directiva europea que prohíbe los plásticos de un solo uso.
Para Aurelio del Pino, presidente de ACES, “mejorar la sostenibilidad y utilizar el plástico son dos cuestiones compatibles”. Asimismo, asumió la responsabilidad de la distribución de informar y educar al consumidor sobre un uso responsable. Según Del Pino, la norma erra al hablar de plástico en general, incluido el compostable y, por tanto, más sostenible.
Por su parte, Silvia Oliver, de ITC Packaging, se pronunció en la línea del resto de ponentes. Defendió la sostenibilidad del plástico, abogó por su correcta gestión y apuntó que, para hortalizas como el pepino, por poner solo un ejemplo, su eliminación compromete su postcosecha, aumentando el desperdicio. Llegada a este punto, se preguntó si es más sostenible eliminar este material que reducir el desperdicio alimentario.
La polémica, por tanto, está servida.