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Alimentación

Comer mal es barato, pero tiene a menudo un alto precio

Ayer compartíamos en nuestras redes la editorial que publicaba el diario El País sobre cómo “La comida barata no es la solución a los desequilibrios que vive el modelo de producción ganadera y agrícola”.

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Se trata de un análisis bastante acertado partiendo de la base de que “algo no funciona en la cadena alimentaria cuando los agricultores y ganaderos se ven abocados a vender los alimentos por debajo de los costes de producción o que ni siquiera les compense recogerlos en sus cultivos”, en el sector hortofrutícola ya estamos acostumbrados a estas imágenes y sucesos, aunque el hecho de que ya los medios generalistas los aborden como más que un hecho puntual, puede significar que el debate ha llegado o está llegando al resto de la sociedad.

Toda esta situación viene del establecimiento de costes, de arriba hacia abajo, un sistema desequilibrado, pero matizan desde El País que “hace diez años esos costes suponían el 46% del valor de la producción final agraria, en la actualidad han pasado a significar cerca del 60%”, un incremento que lejos de mantenerse o crecer a un ritmo progresivo se ha disparado.

Hoy leíamos que quizá los supermercados empezarán a repercutir los costes al consumidor, las guerras de precios han pospuesto que los costes se trasladen al consumidor, “pero contribuyen a la emisión de gases de efecto invernadero, la contaminación de los suelos y el agotamiento de los acuíferos en un país que ya tiene el 20% su territorio en condiciones extremas de sequedad y un 70% en riesgo de desertificación por el cambio climático”.

El planteamiento en las últimas décadas ha sido ha sido “producir cada vez más barato para asegurar el abastecimiento de la población”. Concluimos con el análisis donde se expone cómo, cuándo y por qué el cambio es más necesario que nunca, “España no solo tiene abundancia de alimentos, sino que los exporta en gran cantidad. Pero los costes sociales y ambientales empiezan a ser insostenibles. Comer mal es barato, pero tiene a menudo un alto precio y no es casualidad que la mayor tasa de obesidad se dé entre los segmentos más pobres de la sociedad. El cambio de paradigma empieza a ser una necesidad, aunque el proceso será complejo y difícil”.

Aquí enlace:

https://elpais.com/opinion/2022-02-01/fallas-en-la-alimentacion.html

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