De cada diez kilos de mandarinas españolas que se exportan a EEUU, ocho salen del país por el Puerto de Castellón. Son datos aportados por el delegado del Gobierno, Juan Carlos Moragues, que hizo el martes una visita a uno de los barcos que llevarán la fruta hasta Norteamérica. Son cítricos producidos en su mayoría por agricultores de la provincia, sumados a otros provenientes de Tarragona y Valencia.
Los envíos de naranja a EEUU son poco relevantes si se comparan con el total de la producción española de agrios. Este año se prevé una cosecha de 3.143.984 de toneladas. De ellas, poco más de 12.000 acabarán en las mesas de los estadounidenses, si se cumplen las previsiones anunciadas por Moragues.
Un mercado más simbólico que real
Los envíos a este destino y a otros terceros países -estados fuera de la Unión Europea- suponen el 6 % de las exportaciones de cítricos españoles, mientras que el 94 % restante llegan al mercado comunitario, según datos de la Unió de Llauradors. El destino europeo es el preferido por los bajos costes de transporte y los buenos precios, según Carles Peris, experto en cítricos de esta organización agraria.
No obstante, el sector considera las ventas a EEUU de gran importancia. Supone «descongestionar el mercado europeo», explica Peris. Y, sobre todo, «es una cuestión de prestigio», explica Francisco Javier Pastor, coordinador de la campaña de exportación de naranjas a EEUU por parte del Ministerio de Agricultura. Pastor explica que este país es «el segundo productor de cítricos del mundo». Si España es capaz de vender naranjas a sus consumidores, gana visibilidad y «muestra su capacidad».
Así las cosas, EEUU tiene una importancia más simbólica que real. Mucho más si se atiende a la evolución de las exportaciones a este destino, que han bajado de forma continua en los últimos años, desde las 60.000 toneladas que se transportaron hasta allí en el año 2011. La causa es que «es un mercado con más riesgo» y hay productores que prefieren quedarse en Europa, explica Pascual Pla, presidente de Nulexport y uno de los pioneros en enviar sus mandarinas al otro lado del Atlántico.
Ni un insecto de más
La dureza del protocolo fitosanitario acordado entre las autoridades de EEUU y las españolas a principios de los años 2000 es otra de las razones que hacen menos atractivo este destino. Supone «un coste añadido que muchas veces te hace ajustar mucho la rentabilidad», explica Peris. «La administración presume de abrir mercados pero a veces las condiciones son demasiado duras», añade.
En virtud de este protocolo, las mandarinas deben pasar 14 días en cámara frigorífica (la mayor parte de ellos, dentro del barco durante el viaje). Antes de embarcar, personal estadounidense revisa en el Puerto de Castellón cada partida para comprobar que no está sirviendo de transporte para enfermedades vegetales e insectos indeseados.
Otros destinos están creciendo gracias, entre otras cosas, a la menor dureza de sus condiciones de entrada. Es el caso de Canadá, «que sí está ganando peso como mercado», explica Pla. La razón es que «hay un acuerdo comercial, no un protocolo tan exigente como el de EEUU». Otros países que están aumentando como importadores de cítricos españoles son Sudáfrica, Costa Rica y Colombia, detalla el presidente de Nulexport.
Naranjas por Navidad
Según la Delegación de Gobierno en la Comunidad Valenciana, otro país que está ganando protagonismo es China, donde las exportaciones de naranjas se han multiplicado por seis, hasta alcanzar las 19.580.000 kilos en la pasada campaña, «siendo el Servicio de Sanidad Vegetal de Castellón el que más certificados emitió de toda España», explican.
Así las cosas, las mandarinas castellonenses cada vez llegan a despensas más lejanas. En el caso de las exportaciones a EEUU, estas semanas de principios de diciembre son las que más envíos concentran. El delegado Moragues explicó que «la mayor demanda de este producto se produce para dos de las festividades más importantes de Estados Unidos, el Día de Acción de Gracias y las Navidades».
Fuente: http://www.eldiario.es