«Estamos en Rusia desde hace más de 20 años. Como sabe, hay una presión mediática para que abandonemos esta zona pero nosotros queremos quedarnos en Rusia«, ha afirmado Bonduelle, quien considera que no hay que mezclar la guerra con el hecho de ofrecer alimentos a la población rusa.
La compañía ha decidido que todos los beneficios que obtenga en ese país en este ejercicio los dedicará a la reconstrucción de Ucrania, que sufre la invasión militar rusa desde el pasado 24 de febrero.
«No tengo las cifras exactas pero creo que son 1,5 millones de euros (de beneficios en Rusia en este ejercicio y hasta la fecha) que hemos decidido dedicar a la reconstrucción de Ucrania», ha explicado.
ESCALADA INFLACIONISTA
La empresa no escapa al momento complicado que atraviesa la industria agroalimentaria por los problemas derivados de la guerra, como las dificultades para el acopio de materias primas o el encarecimiento de la energía, que han provocado una escalada de precios hasta derivar en una crisis inflacionista.
«Hoy día hay una ola de inflación increíble. Yo estoy en el negocio desde hace 40 años y nunca he visto esto. Entonces tratamos de ahorrar, tanto energía como productos y compost, e intentamos no subir demasiado nuestros precios», ha comentado Bonduelle.
Ha abundado que la compañía está ajustando sus márgenes para permitir que la gente pueda seguir comprando sus productos, pero que, pese a ello, han tenido que subir el precio de venta, aunque «lo menos posible».
En los últimos 12 meses hasta junio, el beneficio neto de la empresa se desplomó un 38 %, hasta los 35,4 millones de euros, y en lo que respecta al año fiscal, se cerró en agosto con unas ventas de 2.892 millones de euros, un 1,8 % más que el año anterior.
El mercado español representa alrededor del 5 % de esa facturación, según Bonduelle, pero la compañía tiene la intención de hacerse aún más presente en España.
«El objetivo es volver a producir más en España de lo que lo hacemos hoy. Es uno de los países donde queremos desarrollar nuestra presencia agroindustrial», ha indicado el presidente del grupo.
«Incluso por razones de medio ambiente y de reducción de la huella de carbono mediante el transporte, queremos producir más en los países en los que estamos», ha continuado.
NI VEGANOS NI VEGETARIANOS, FLEXITARIANOS
La compañía instaló su primera fábrica en España en 1990 y ahora, más de 30 años después, trae al país, a través de la Fundación Louis Bonduelle, que también preside Christophe, un concurso para empresas y emprendedores que busca impulsar proyectos que persigan mejorar la accesibilidad a la alimentación vegetal.
La iniciativa, denominada «Let’s Vegg’up», otorgará dos premios a los proyectos que resulten elegidos consistentes en una asesoría de la plataforma de crowdfunding Ulule y una ayuda económica -aún por definir- por parte de la Fundación Louis Bonduelle.
«Creemos que es bueno para la salud y el planeta poner en valor y apoyar financieramente los proyectos e implicar a los jóvenes, que han entendido que la manera de alimentarse es muy importante para el planeta», ha expresado Bonduelle.
El empresario segura estar comprometido con el impulso de proyectos que permitan cambiar de forma sostenible los comportamientos alimentarios hacia una dieta de base vegetal, pero desde un punto de vista flexitariano (consumidores que basan gran parte de su alimentación en una dieta vegetariana aunque, de forma ocasional, consumen alimentos de origen animal).
«No somos veganos ni vegetarianos, somos flexitarianos. No es dogmatismo, no queremos luchar contra los productos de proteína animal, lo que queremos es poner el vegetal en el centro del plato, sin condenar la carne ni la proteína animal», ha explicado Bonduelle.
Fuente: Efeagro