Buscar una explicación a esta situación no tiene mucho sentido, ya que esto viene de lejos, la fruta de hueso española ha dejado de tener protagonismo en los lineales de los supermercados y fruterías, y una de las causas es la gran diversidad de frutas que hay en esos momentos y que compiten directamente con ella. Pero no es la única.
La cantidad de variedades de una determinada fruta hace que el consumidor no sepa bien qué está tomando y no pueda repetir la compra por no saber identificarlas, así como que lo que demandan los supermercados a los productores no es lo que quiere el consumidor. Cada eslabón de la cadena busca un tipo de fruta: el productor quiere una variedad muy productiva y que sea buena; los supermercados buscan un producto con una buena postcosecha que aguante bien en los lineales, lo cual es incompatible con lo que demanda el consumidor, que es una fruta con sabor y blanda. Como consecuencia de todo esto, cada día se consume menos y de eso se han percatado algunos supermercados, según nos contaba un productor. Por ello, algunas cadenas alemanas están demandando fruta con mayor calidad y sabor, pero como dicen los productores, se tendrá que repercutir en el precio.
Mientras que en los mercados la situación es la que hemos descrito, en el campo muchos luchan por la supervivencia, porque la coyuntura de subida de costes los está poniendo ante la realidad de no poder producir su fruta si no se les paga. Pero vistos los últimos movimientos, el precio de la fruta de hueso tendrá que ver con la oferta y la demanda, nada más.
En las últimas campañas, los problemas climatológicos han hecho que la producción se redujese y eso la ha salvado un poco. En esta, parece que va a volver a repetirse y esto hará que algunos salven su año. Todo esto nos lleva a pensar que, cada campaña, caerán unos pocos y, quizás entonces, los que queden regularán la producción, serán más fuertes y podrán poner sobre la mesa sus demandas.