«No hagas o digas a los demás lo que no quieres que te hagan o digan», Tomás García Azcárate
Un proverbio chino que me enseñaron en los años de la transición mis amigos del Partido del Trabajo de España dice. “No es muy listo el que levanta la piedra para dejarla caer sobre sus pies.”
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No hagas
El martes 27 de febrero, agricultores de Girona han vaciado varios camiones llenos de fruta y verdura que provenían de Marruecos y que están atrapados en la AP-7.
Imágenes como estas nos recuerdan a todos otras.
FEPEX el 30 de enero nos explicaba que “las protestas de los agricultores en Francia siguen provocando graves perjuicios a las exportaciones españolas de frutas y hortalizas, no sólo por los ataques a camiones, la destrucción de mercancías y la ralentización del tránsito por territorio francés, sino también porque se están generando perturbaciones en origen. Las hortalizas más exportadas en enero y por tanto más afectadas son pimiento, pepino, lechuga, tomate y coles y las frutas son cítricos y fresa.
El mantenimiento de las protestas en Francia que afectan, entre otros, a los camiones españoles de frutas y hortalizas está generando perturbaciones en los mercados de origen, provocando la ralentización e incluso la no recogida de las cosechas ante las dificultades para transportarlas y de que lleguen a tiempo a los mercados de destino, teniendo en cuenta, además, el carácter perecedero de estos productos[i].”
¿Para que necesitamos a los franceses para tirarnos balas a nuestros pies si somos capaces de hacerlo nosotros solitos?
Bloqueando nuestras carreteras, dificultamos nuestras expediciones a nuestros principales mercados. Tirando a la autopista el contenido de los camiones que lleven mercancías de Marruecos, perdemos toda credibilidad en la Unión Europea cuando argumentamos:
“Cuerpo a tierra que vienen los nuestros”.
No digas
Uno de los argumentos que enuncian a menudo participantes en las manifestaciones es el “dumping social”, la “competencia desleal” que sufrirían los agricultores y ganaderos españoles por parte de las importaciones de terceros países con condiciones laborales mucho peores y salarios mucho más bajos que lo existente en nuestro país.
¿Que nos dicen los datos? El gráfico siguiente nos presenta los salarios mínimos en los distintos Estados miembros. Entre el país que tiene el salario mínimo más alto, Luxemburgo (2508 €) y el que lo tiene más bajo, Letonia (620 €), el rango es de 1 a 4. El salario mínimo español es todavía, a pesar de las importantes subidas registradas en estos últimos años en nuestro país, un 75% del salario mínimo francés.
Este es exactamente la realidad y el argumento que utilizan los franceses para demonizar los productos españoles.
Es verdad que las diferencias entre los sueldos pagados en Marruecos y los de nuestro país es mayor, y que a partir de ciertos niveles lo cuantitativo se transforma en cualitativo, pero esgrimir este argumento es dar armas a nuestros competidores y “amigos” franceses para justificar sus agresiones a nuestros productos y camiones.
Como ya expliqué en mi última píldora de la PAC sobre las clausulas espejo[1], que esta revista ha tenido la amabilidad de difundir también, “Estas diferencias salariales, no han impedido la libre circulación de mercancías y el correcto funcionamiento del mercado único. Una de las reglas de oro del comercio internacional es que no puedes imponer a las importaciones de terceros países reglas que no impones a tus propios productores. La exigencia de ‘cláusulas espejo’ en lo relativo a los niveles salariales nos lleva a un callejón sin salida. Otra cosa podría ser el trabajo infantil, por ejemplo, para lo que existen convenciones internacionales, pero no es de esto de lo que se está hablando.”
Fuente: https://gdempresa.gesdocument.com/noticias/cual-es-el-salario-minimo-de-los-paises-europeos
[1] https://www.plataformatierra.es/comunidad/las-pildoras-de-la-pac/el-complejo-tema-de-las-clausulas-espejo
[i][i] https://www.fepex.es/noticias/detalle/protestas-francia-perjudican-produccion-en-origen