Necesitamos más y mejor Europa
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El sector agrario es el sector más integrado en Europa de todos los sectores económicos. Esto nos hace ser beneficiarios de una parte significativa del presupuesto europeo, el 38% concretamente; nos permite financiar fondos operativos de nuestras organizaciones de productores; crea un marco de protección frente al abuso de posición dominante de los ayatolas del derecho de la competencia, entre otros, pero nos hace también más sensibles a la falta de Europa en determinados aspectos.
Los que peinamos canas nos acordamos de cuando no existía la moneda única, cuando los tipos de cambios eran variables y verdes, cuando teníamos montantes compensatorios monetarios y derechos diferenciales. Esto ya es, felizmente, parte de la historia.
Pero, como recoge el titular de nuestra revista que recogemos a continuación, el control de plagas a la entrada de las fronteras del mercado único es competencia nacional, de las Comunidades Autónomas en nuestro país, y no europea lo cual es un problema, ciertamente grave.
Estoy tan convencido de ello, no desde ahora sino desde hace muchos años, que en el reglamento de reforma de la organización común de mercado de las frutas y hortalizas de 1996, conseguí colar la creación de un cuerpo de controladores comunitarios específico para el sector de las frutas y hortalizas. Yo siempre intenté en la pequeña parte del mundo mundial que está bajo mi influencia de hacer avanzar las cosas.
¿Habéis oído hablar de dicho cuerpo? Pues yo tampoco. No hubo ningún interés real por parte de los Estados miembros para implantar un cuerpo de control que vendría a supervisar, verificar, homogeneizar lo que ellos venían haciendo en sus propias fronteras. El intento fracasó.
Pero, quizás el COVID-19 (no hay mal que para bien no venga) nos pueda ayudar a concienciar a nuestros responsables políticos nacionales de la necesidad de seguir construyendo Europa, esta vez en nuestras fronteras.
Además, no está el sector hortofrutícola solo. A nuestras puertas rondan desde la fiebre aftosa o aviar a la peste porcina africana, que pueden impactar considerablemente en nuestras ganaderías. La Xilella Fastidiosa es un peligro equivalente a una Filoxera pero para todos los cultivos leñosos y las plantas ornamentales. Esto sin hablar de las pérdidas al presupuesto comunitario que representan los fraudes, por ejemplo en el sector del ajo.
Además, no está solo el sector agrario. El control de las fronteras comunitarias es un tema clave, también para la política de emigración y asilo. Se trata tanto de respetar los legítimos derechos de los emigrantes que quieren entrar en Europa como de luchar contra las mafias que trafican con los seres humanos; de distribuir equitativamente las caras inherentes a la gestión de los flujos migratorios legales e ilegales como acabar con la explotación de mujeres en el negocio de la prostitución…
La solución a nuestro problema, que es una parte pequeña de un problema más general, no pasa por el reflejo del caracol encerrándose en su cascarón, en este caso, el territorio patrio sino en construir una coalición multisectorial y multinacional para que nuestras fronteras estén cuanto menos supervisadas por las Instituciones europeas, como primer paso hacia la necesaria creación de un cuerpo de aduaneros comunitarios.
Lo dicho, necesitamos más y mejor Europa. Debilitar con declaraciones o con actos el apego a Europa, es tirar piedras contra nuestro propio tejado.