Los limones de Mercadona
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Twitter puede ser una maravillosa herramienta, si conseguimos alejarnos de los trols y del ruido. Este verano me llamó la atención el siguiente tweet, tanto por su contenido como por la larga lista de comentarios que generó. Tenemos que hacer una gran y profunda labor de explicación y pedagogía.
Fuente : https://twitter.com/lacronicaverde/status/1429025743288274946
Entre los numerosos comentarios, hay de todo como en botica. Felizmente, en ninguna contribución se incluyeron insultos y varias aportaron una brisa de realidad al intercambio.
Pero salieron varios de los mitos tan populares entre cierto público que me llevan a la conclusión que expuse al principio. Con paciencia, espíritu constructivo, buen humor y mucho respeto, debemos comunicar mejor la realidad del sector.
Salió, como no, que el aceite de Mercadona vendría de Marruecos. Sobre ello remito a un artículo mío anterior[1]. Muchos piensan que los fruteros tradicionales se abastecen de productos locales, en vez de acudir a los Mercas (MercaMadrid, MercaBarcelona…) y otros que puede haber productos locales durante todo el año.
El esfuerzo comunicador debe partir de la libertad del consumidor para elegir (y exigir de sus proveedores) el producto que quiere. Si hay una demanda, lo lógico es que aparezca una oferta para satisfacerla. Si hay consumidores que quieren naranjas en el mes de agosto, la distribución (en todas sus variantes) intentará ofrecerlas. Como ya no hay naranjas y limones españoles disponibles en el mercado, lo tendrán que traer de fuera y los operadores globales españoles que suministran a las cadenas tienen que completar su oferta nacional con productos de importación.
Es esfuerzo comunicador debe empezar por insistir sobre la importancia de los productos de temporada. En estos momentos, en España, tenemos la gran suerte de disponer de magníficas sandías y melones en los escaparates, todavía melocotones, nectarinas y ciruelas; se nos han acabado los albaricoques, pero están llegando las primeras uvas… El Ministerio tiene espléndidos carteles divulgadores. Sería muy chulo si estuvieran a la vista en los puntos de ventas. ¡Qué bonito sería un acuerdo interprofesional, que incluya la distribución, para promover este consumo en las tiendas!
También debemos promover los productos locales. Aquí donde escribo estas líneas (Segovia), en este momento tenemos estupendas fresas, frambuesas y tomates que nos facilita el frutero del pueblo. Cuanto menos tiempo medie entre la cosecha y el consumo, más fresco será el producto y más maduro se habrá recolectado.
Ni la gran distribución es el diablo, ni el frutero del barrio es un santo. Por un lado, hay buenos fruteros y menos buenos (incluso malos, cuya tienda huele a fermentado) fruteros. Por otro, en las cadenas también hay buenos compradores y responsables de la sección de frutas y hortalizas y otros malos. En España, a diferencia de otros países, tenemos una gran diversidad de distribuidores de barrio, desde empresas multinacionales a otras nacionales y regionales. También tenemos una red de comerciantes especializados con distintas gamas de producto, desde las fruterías de precios muy ajustados a otras que ponen adelante la calidad.
Es verdad que existe un desequilibrio de poder en la cadena alimentaria, particularmente relevante cuando se trabaja con productos perecederos. La ley de la cadena alimentaria (en sus distintas versiones) intenta responder a este reto con, entre otros, la generalización de los contratos de compra-venta. Pero la pelota está en primer lugar en el campo de los productores, una organización comercial fuerte y una planificación de las producciones, para que para el conjunto de los actores de la cadena sea más lógico entrar en dinámicas de colaboración que en lógicas de confrontación.
[1] https://www.agronewscastillayleon.com/el-aceite-de-mercadona-vale-todo-en-las-redes-sociales-por-tomas-garcia-azcarate