Los holandeses se unen para convertirse en líderes

El miércoles 16 de septiembre, nos enterábamos por la excelente web de información agraria www.digital.com de la noticia que recoge el título de este post.

“Las cinco mayores asociaciones de productores de frutas y hortalizas de Holanda (Best of Four, DOOR, The Greenery, Harvest House y Van Nature), las cuales aglutinan más del 70% de la producción de invernadero del país, han firmado un acuerdo para asociarse. Operaran bajo el nombre Federatie VruchtgroenteOrganisaties (Federación holandesa de asociaciones de frutas y hortalizas). El objetivo es reestructurar y desarrollar la horticultura de invernadero y convertirse en líderes a nivel de la UE.

Al frente de la Federación está Cees Veerman, que es un antiguo Ministro holandés de Agricultura.

La Federación ha llegado a un acuerdo con el gobierno holandés y Rabobank.”

Esta noticia es muy interesante, por múltiples razones.

Han pedido el acuerdo de Rabobank, la banca agrícola neerlandesa, para ello. Los analistas de Rabobank están entre los mejores del país y su compromiso con el sector agrario es estratégico. Ya nos gustaría disponer en España de una estructura tan fuerte y tan comprometida como Rabobank. Incluso nuestro buque insignia, Cajamar, está militando en otra división.

El segundo tema es que han tenido el acuerdo del gobierno neerlandés, poniendo a su cabeza nada menos que a Cess Veerman. No solo es un antiguo Ministro de Agricultura sino que es uno de los que mejor sabor de boca ha dejado al sector, una especié de Pedro Solbes o Miguel Arias neerlandés. Entre otras cosas, ha sido profesor de agribusiness y Presidente del consejo de administración de quizás la más prestigiosa Universidad agraria europea, la de Wageningen. Toda su vida profesional ha estado muy ligada al mundo de la horticultura.

Cuando difundí la noticia por la red Ecoagra (por cierto, si no están suscritos, es una excelente fuente de información sobre lo que acontece en la economía agraria española y europea), David Ucles Aguilera, “economista funambulista” como le gusta autodefinirse y, a la sazón, también economista de Cajamar, hizó la muy interesante pregunta: “¿Y qué dicen las autoridades de la competencia?”

Coincido con Juan Francisco Julia Igual, entre otros amplios méritos Director del Centro de Investigación y Especialización de Gestión de Empresas Agroalimentarias (CEGEA) de la Universidad Politécnica de Valencia, no solo en que la pregunta es “muy interesante”, sino cuando subraya el hecho que la legislación europea mucho menos favorable a la unión de cooperativas que la legislación americana.

Según mi modesto entendimiento, las autoridades de la competencia son muy vigilantes, y con razón, en temas como el abuso de posición dominante, los acuerdos de precios entre operadores por su impacto en el consumidor. El mantenimiento de un nivel alto de competencia en el marcado es condición necesaria, aunque no suficiente, para que se generen innovación y progreso tecnológico y mejoras de la productividad de las que acaba beneficiándose toda la economía y los consumidores.

Este es uno de los temas, si la asociación recientemente creada va a servir para promover la innovación, el progreso tecnológico, la mejora de la productividad y si estas mejoras van a redundar en beneficio del conjunto de la sociedad. Al menos estos son los propósitos anunciados.

Es verdad que las organizaciones de productores reunidas ahora representan el 70% de la producción de invernadero del país. Pero en el derecho de la competencia, hay un concepto muy interesante (y poco definido) que es el de “mercado de referencia”. Si ti referencia es el mercado nacional, está claro que disfrutarías con el 70% de una posición dominante, lo cual por cierto no está prohibido. Solo si “abusas” de esta posición dominante, te colocas al margen de la ley. Es todo el debate con Microsoft o Google que, sin ninguno género de dudas, tienen una posición dominante en el marcado. ¿Pero, realmente abusan?

En el caso de la horticultura holandesa, como en del aceite de oliva español por poner otro ejemplo, estamos hablando de grandes actores del mercado europeo e incluso mundial. Aunque cada autoridad nacional tiene tendencia a privilegiar el enfoque nacional (para que el tema siga siendo de su ámbito de competencia), en ambos casos parece claro que es sensato utilizar al menos el mercado europeo como mercado de referencia. En este caso, el 70% nacional se diluye considerablemente. Este fue el argumento utilizado por las autoridades europeas de la competencia para autorizar las fusiones múltiples que consolidaron las dos grandes cooperativas lácteas europeas, Arla y Campina.

Mucho tenemos que aprender todavía de los maestros holandeses. En la misma discusión de Ecoagra, José Antonio Salinas Andújar, Catedrático de Proyectos de Ingeniería de la Universidad de Almería, “se queda con las políticas de apoyo al aumento del grado de asociacionismo, pero incluyendo al productor-agricultor en las estructuras” y Vicente Estruch Guitart, profesor de economía de la Universidad de Valencia pone el dedo sobre la llaga cuando afirma que “deberíamos plantearnos el donde queremos llegar y que esto sea objeto de una decisión política”

Una política a corto plazo es siempre una política conservadora. La manera más clásica en la que a menudo se entendido la política de competencia, ha sido el garantizar aquí y ahora el precio más bajo al consumidor.

Dentro de la larga batalla que llevamos muchos para incorporar el concepto de sostenibilidad económica, social y medioambiental a las distintas políticas públicas, ha llegado la hora de la política de competencia. En una economía de mercado como la nuestra, la manera más natural de evitar que una parte de la cadena alimentaria en nuestro caso abuse de la otra es promover un dialogo lo más equilibrado posible entre sus actores. Iniciativas como la holandesa demuestran que si el sector quiere y hay voluntad política, es posible avanzar mucho en la organización de la producción y de los productores.