¿Qué está pasando con el tomate?
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Con este sugestivo título Amalia Del Rio, la directora de esta Revista Mercados, publicaba una entrada en su blog poco antes de las vacaciones del verano y se preguntaba, acertadamente, si ¿Sabe el consumidor que por el sabor hay que pagar?
Este acertado artículo apunta en la diana del problema real cuando explica que “las casas de semillas se centran en crear variedades que sean accesibles a los agricultores buscando sobre todo producción y resistencias, para venderlas como commodity”
En efecto, y durante décadas, hemos intentado andar sobre la cabeza, y no sólo las casas de semillas. En lugar de poner al consumidor en el centro de cualquier estrategia de desarrollo; en lugar de buscar fidelizarlo, darle placer y gusto, hemos optado (y nos han hecho optar) por volumen, aspecto externo, resistencias a las manipulaciones, tiempo de aguante en la tienda…
Para colmo, al mismo tiempo que nos olvidamos del sabor y del placer, le decimos al consumidor que tiene que comer 5 frutas y hortalizas al día como alimento, aunque no le guste y no tenga buen sabor. Exagero obviamente y mucho, pero algo de esto hay.
Rematamos la faena diciéndole ahora que, si quieres un tomate sabroso, vas a tenerlo que pagar, lo que también quiere decir que aceptamos que los consumidores con recursos modestos se van a tener que aguantar con lo que hay y que los “con poderío” van a disfrutar.
Que se me entienda bien: las especialidades son una gran oportunidad que hay que consolidar y sobre las que hay que construir estrategias de desarrollo empresarial y sectorial. El hecho de que “en determinados supermercados nos encontremos con gran cantidad de tipos y variedades que ofrecen un tomate delicatessen”, como señala Amalia, es una buena noticia.
Pero tenemos la responsabilidad social corporativa todos los actores de la cadena, cada uno en su sitio, de ofrecer a todos los consumidores, los ricos y los menos ricos, frutas y hortalizas generadoras de placer.
Magnífica reflexión. Soy muy tomatera y disfruto con todas las variedades.
Siempre digo que la prueba de fuego de un buen tomate maduro es su fritura, es la que canta su calidad. Apoyemos al tomate de cercanía, el que se vende en los mercados.
Saludos,