La campaña citrícola no marcha bien. La verdad es que no estamos en la tormenta perfecta, pero casi. Por un lado tenemos una cosecha que, si no es récord, se le aproxima mucho, por mucho que desde el sector se diga prudentemente que “es la vuelta a la normal después de una campaña pasada corta”, lo que por otro lado es verdad.
Las lluvias están perturbando la cosecha dificultando la comercialización regular de la producción por un lado y, por otro, el tiempo cálido que hasta ahora ha hecho en Europa limita la demanda en nuestros principales mercados de exportación y en el mercado nacional. Para acabar de arreglarlo todo, los “chalecos amarillos” están paralizando las carreteras y las fronteras francesas.
Es verdad, como insiste la Unió, que la gran distribución europea ha tirado de fin de campaña del hemisferio Sur pero no es riguroso comparar los precios de esta campaña con la del año anterior que, como ya hemos dicho, fue claramente corta. Los compradores estaban a la búsqueda de producto, hoy no hay peligro de desabastecimiento del mercado.
Pero como me dijo en LinkedIn un buen amigo mío gran conocedor del sector comentando el comunicado de la Unió que había difundido, es “Curioso que no hay un solo apunte de autocrítica del sector productor español!! Es más fácil tirar balones fuera y buscar un culpable en lugar de analizar las causas internas y estructurales”.
Mi experiencia como consumidor de Madrid no está siendo buena y no debo ser el único. Las últimas naranjas que he comprado eran demasiado ácidas y me las he tenido que tomar en zumo porque no aguantaban el consumo directo. Veo gran cantidad de pequeños calibres de clementinas a precios tirados en las tiendas de mi barrio.
Mi pregunta es clara: ¿Ha llegado el sector español a su nivel de incompetencia? ¿Puede el sector hacer frente a cosechas importantes con su actual nivel de (des)organización? Mis grandes y buenos amigos de la Unió destacan que existen “medidas que ofrece la reglamentación comunitaria y que se podrían haber gestionado a través de la interprofesión citrícola Intercitrus, pero dada su inoperancia, ni está ni se le espera”.
Estamos hablando del desvio de los pequeños calibres hacia la transformación y las retiradas. Estas no son, ni pueden o deben ser, herramientas de compensación de rentas de los productores. Al sanear el mercado por abajo, contribuyen al restablecimiento del mercado para que los precios de la cantidad que quede en el mercado sí asegure la renta de los agricultores.
Sin organización de la producción, no tiene ningún sentido que las Administraciones pongan en marcha un “plan de reestructuración citrícola” como demanda también la Unió. Sin organización y con plena libertad de plantación, debería añadir. Sería como achicar el agua de un barco con una cuchara cuando está entra a cubos llenos.
Por cierto, ¿por qué no miramos lo que hace el hermano pequeño del sector, el limón, con su AILIMPO? Están consiguiendo capear el temporal con mejores resultados.