«Está de moda echarle la culpa a Europa de nuestros problemas y dificultades»
Cada 9 de mayo se celebra en toda Europa el día de Europa, bueno en toda Europa no porque en España no. Este día se conmemora el histórico discurso de Robert Schuman que convenció a los políticos de 6 países europeos de todo lo que tenían que ganar uniendo sus destinos en vez de seguir guerreando.
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Europa no está de moda, o mas bien sí, lo que esta de moda es echarle la culpa de nuestros problemas y dificultades, nunca de su contribución a nuestros éxitos.
Si hay un sector agrario que debe estar contento de estar en Europa es el de las frutas y hortalizas. Los que vivimos la negociación de adhesión, el mal llamado “periodo de verificación de convergencia” (es decir en buen castellano la exclusión del sector del mercado único europeo), los que celebramos el mercado único que abrió las puertas al desarrollo de nuestras exportaciones, sabemos cuanto le debemos a Europa.
Dos hechos merecen subrayarse. El primero es lo que FEPEX nos recuerda: que la Unión Europea es nuestro primer destino, con 9,8 millones de toneladas (el 81% del total). El segundo es que, como lo vemos con el Brexit, cuando un país se sale de la Unión, nuestra posición competitiva (por ejemplo con marruecos) se ve deteriorada.
Es de bien nacidos ser agradecidos. ¿Quiere esto decir que no tenemos motivos para exigir cambios y, mejoras? Por supuesto que no. Hay que estar presente en Bruselas y en las mas importantes capitales europeas, hay que construir alianzas, hay que insistir con nuestro gobierno nacional (gobiernen los unos y los otros) para que cumplan.
Nuestro problema no es que tenemos demasiada Europa, sino que no tenemos la suficiente. Los controles en la frontera los siguen realizando cada uno de los Estados miembros y no un organismo comunitario. Cuando en la reforma de las frutas y hortalizas de 1996 conseguí que los Ministros aceptaran la creación de un cuerpo de control comunitario, los propios países con su pasividad boicotearon en la práctica su implementación.
Cuando se trata de abrir un mercado de país tercero a la exportación europea, cada Estado miembro productor quiere ir por su cuenta para conseguir una ventaja con respecto a los otros europeos. Son contadas las ocasiones en las que se convencen de que juntos ganamos y reforzamos nuestra capacidad de negociación y de presión. La cosa es mas sangrienta aún cuando, para importar, sí que vale un solo acuerdo para todos los Estados de la Unión.
¡Si se puede!
El sector se está convenciendo de la necesidad de esta mayor presencia política. Para ello, las interprofesiones son un buen instrumento, siempre y cuando hay voluntad de construir (y financiar) en común. De nuevo tengo que explicitar mi admiración con el magnífico trabajo que están realizando desde la que es para mí una de las mejores, si no es la mejor, de las interprofesiones españolas, AILIMPO. Hay que gritarlo con fuerza: ¡Si se puede, yes we can!
Tenemos algunas alianzas consolidadas. Los grupos de trabajo de los principales países productores, que reúnen a los sectores y las administraciones, son un buen ejemplo y una buena práctica. Pero debemos ser mucho más ambiciosos y tenemos el armazón intelectual para ello.
Con la crisis del COVID, el concepto de una sola salud (humana, animal y vegetal) se ha popularizado. No podemos concebir nuestra salud sin tener en cuenta la sanidad animal y vegetal. Esto abre las puertas a nuevas alianzas. En el sector agrario, los productores de porcino (enfrentados a la presencia de la Peste Porcina Africana), los productores de aves (enfrentados a la peste aviar), los productores de aceite de oliva y plantas ornamentales (confrontados con la Xilesa fastidiosa), son unos primeros aliados naturales para construir una alianza europea.
Claramente, las profesiones médicas deben ser también nuestros aliados y a ellos nos dirigimos poco, al menos en este tema. Es también un tema en el que podemos intentar construir alianzas con defensores del medio ambiente, capitalizando lo grandes esfuerzos realizados hasta hoy en favor de la agricultura ecológica y la lucha integrada.
Por último, y para ganar la batalla de los Límites Máximos de Residuos (LMR), para que se controlen de verdad dentro de Europa y en nuestras fronteras, para que no haya ningún producto importado que tenga LMRs inferiores a los que se aplican a los productores europeos, los consumidores y sus organizaciones son nuestros aliados naturales.