¿La mala imagen de la fresa española se confirma?
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De nuevo está sonando, una vez más, la alarma. No voy a abordar aquí el drama humano, ya de por sí suficientemente perturbador. Si el incendio de las casi 200 chabolas fue accidental, mala noticia. Si fue provocado, es peor aún. En todo caso, “más de 1000 emigrantes se hacinan en el mayor campamento chabolista de Huelva, arrasado parcialmente por el fuego dos veces en cinco meses”
El artículo del periódico El Mundo, “Favelas en el patio trasero de la fresa” publicado el 23 de abril ha dado la vuelta al pequeño mundo de la fresa europea. Llovía sobre mojado. Unos pocos días antes, el 18 de abril, el mismo periódico publicaba otro artículo con un título descorazonador: “La miseria que deja ver el fuego”.
Está en juego el prestigio y el futuro del oro rojo que ha revolucionado la provincia de Huelva estos últimos años. Está en peligro el esfuerzo de miles de agricultores productores de fresa ayer y hoy también de frambuesa y otros frutos rojos. Así no se hace futuro, así no se asegura empleo y riqueza para los próximos años.
Empezaron las cadenas comerciales suizas, otras europeas están siguiendo, exigiendo el respeto de unas mínimas condiciones laborales para los trabajadores del campo. En el caso de los límites máximos de residuos (LMR) pasó lo mismo. Empezaron unos pocos y hoy la referencia de mercado es un porcentaje de dichos LMR con un número máximo de residuos para evitar el efecto coctel. ¿Es que no aprendemos?
El paranoico que redacta estas líneas cree sinceramente que el futuro se escribe al presente y que hay que anticiparse al futuro, sobre todo cuando se tiene certeza completa de por dónde van a ir los tiros.
La responsabilidad es del sector, cierto, pero también de las administraciones. ¿O van a decirnos, como en el caso del cementerio ilegal de neumáticos de Seseña, que no sabían ni se habían dado cuenta?
Al mismo tiempo, se producen por un lado manifestaciones para pedir más agua y el mantenimiento de las tierras históricas del Condado y, por otro, denuncias sobre el deterioro del parque de Doñana. El periódico La Vanguardia en su edición del 6 de octubre 2016 se hacía eco de la denuncia de WWF y afirmaba incluso que “el Gobierno, a través de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), pretende dar permisos temporales a pozos ilegalizables situados en explotaciones de fresa en el entorno de Doñana, en vez de cerrarlos”.
La agricultura de mañana, los agricultores de mañana serán sostenibles o no serán. El concepto de sostenibilidad incluye tres patas, la económica, la social y la medioambiental y se debe alcanzar un nivel suficiente en cada uno de ellas para poder mantenerse en pie.
No siempre los 3 objetivos son fácilmente compatibles. Llegan a ser incluso contradictorio. La solución pasa por el dialogo entre todas las partes para encontrar un punto de equilibrio que sea suficientemente satisfactorio y equilibradamente insatisfactorio, para todos. Este dialogo social debe ser también la base para que la sostenibilidad de Doñana y su entorno no sea más un tema de polémica partidista sino un objetivo compartido por todos los partidos políticos, independientemente de los calendarios electorales.