Nadie a día de hoy cuestiona los beneficios del consumo de frutas y hortalizas. Vitamina C, antioxidantes, fibra… todo son ventajas para nuestro organismo; sin embargo, ¿por qué nos cuesta tanto incluirlas en nuestra dieta?
El consumo de frutas y hortalizas en España hasta el pasado noviembre cayó un 3,4% con respecto al mismo período del año anterior, pero no solo aquí. Su ingesta también está de capa caída en países como Francia, según nos explicaba Tomás García Azcárate en uno de sus últimos post.
En este contexto, es fundamental buscar fórmulas que animen a los consumidores a decantarse por las frutas y hortalizas en lugar de otros alimentos y, para ello, las casas de semillas juegan un papel clave. Ya no solo buscan innovar en variedades que, desde un punto de vista agronómico, se adapten mejor al medio, ofrezcan frutos de mayor calidad y cuenten con más resistencias, sino que dan un paso más allá y aportan, incluso, información sobre cómo o cuándo consumir un determinado producto. Y lo que es más importante aún, siguen agudizando el ingenio para llamar la atención de los consumidores más difíciles, los niños.
Y de esto se vieron muchos ejemplos en la pasada edición de Fruit Logistica; desde los tomates cherry amarillos de Hazera en divertidos envases con emojis hasta los más futuristas conceptos de Semillas Fitó con su Foodture, pasando por las coliflores de colores de Jimbofresh. El mercado se segmenta, ya no basta con satisfacer la demanda de frutas y hortalizas así, sin más, sino que, para enganchar al consumidor, hay que buscar nuevos formatos, productos, decirle cuándo tomarlos y hacerlo sentir tan único y diferente como aquello que consume.
Me marché de Berlín sorprendida por lo visto, pero más sorprendida abandoné la Región de Murcia dos semanas después. ¡Nunca imaginé que una lechuga diera para tanto! De jornada en jornada de campo, descubrí no solo la gran diversidad de tipos y variedades que hay en el mercado, sino la innovación en colores, texturas, presentaciones que llegarán al mercado en un futuro no muy lejano.
Me decía el responsable de una casa de semillas que su trabajo no es satisfacer las demandas del consumidor, sino adelantarse a ellas. Y tiene sentido. Detrás de cada variedad hay, de media, siete años de investigación y desarrollo, entonces, ¿cómo dar respuesta dentro de siete años a una demanda de hoy? Y para ello, ya están trabajando en hojas de lechuga adaptadas a distintos tipos de sándwich o pensadas para soporte de toppings. Están dirigiéndose a un consumidor en concreto, al que no tiene tiempo pero le gusta comer sano.
Y después de ver todo esto, llegué a una conclusión: si estas hortalizas divertidas, ideadas para su consumo en un momento concreto o de una manera específica no ayudan a incrementar la ingesta de este tipo de productos, nada lo hará. Pero, por otro lado, ¿quién podrá resistirse a una hortaliza, prácticamente, pensada para él? Yo, desde luego, no.