En nuestro paso por La Mancha, somos testigo de que mientras en otras entidades complementan con la sandía su cultivo principal, el melón, en Agroborja es y ha sido siempre su producto estrella, representando el 70% de su producción. Por lo que juegan con ventaja en la especialización de este producto, por el que fueron pioneros en apostar hace ya dos décadas. Y acertaron, porque el consumo de sandía continúa en aumento y dispone de un mayor mercado con respecto al melón Piel de Sapo que apenas se exporta. Un dato esclarecedor en este sentido es que, solo en la pasada campaña, el valor de la exportación de sandía aumentó un 30%, lo que refleja el auge en la demanda de este cultivo.
Así, en Agroborja incrementan su producción de sandía en un 20% cada año alcanzando en este ejercicio las 150 hectáreas de producción propia y se mantienen estables en su volumen de melón, con unas 40 has. El valor diferencial de la firma reside en que, a diferencia de lo que produce la zona, sandía mini sin pepitas, ellos son especialistas sobre todo en la tipo rayada, con un 70% de su volumen centrado en esta variedad, dirigida principalmente al mercado nacional. “También hacemos Style, pero en menor medida”, añade uno de los socios, Antonio Borja.
A pesar de producir una variedad diferente a la típica de la zona, desde Agroborja tienen claro que esta evidente apuesta por la sandía al final es también competencia y simplemente llaman a la cordura a la hora de aumentar los volúmenes: “Hay que tener mucho cuidado porque si nos desbordamos en producción, lo que es un producto bueno para la zona puede ser ruinoso, por eso debemos ir abriendo nuevos mercados en Europa y en otros países, acorde al crecimiento”, detalla Antonio.
En relación al problema de Nueva Delhi en melón, según Antonio, la estrategia deber ser la prevención. Buenas prácticas agrícolas que ya están transmitiendo a la segunda generación de la empresa, los tres hijos de los hermanos Borja, fundadores de la empresa, Antonio y Juan, con el fin de garantizar un futuro al legado familiar. Por ello, las mejoras tecnológicas y las inversiones son constantes tanto en almacén- por ejemplo con una cámara de frío para la correcta conservación del producto-, como en campo con la adquisición de nueva maquinaria.
ALICIA LOZANO