Ya el año pasado, cuando hablábamos con Frutos Herranz, gerente de Plantberrys, sobre la situación de los viveros de fresa, lamentaba su pérdida de rentabilidad en los últimos años. Este 2021, en junio, volvemos a reunirnos con él y no es mucho más optimista: “Nuestros beneficios se han reducido considerablemente” y, es más, “cada año obtenemos una menor rentabilidad”.
La pasada fue una campaña especialmente complicada como consecuencia del COVID-19 y las medidas de seguridad necesarias para evitar contagios, que elevaron los costes de los viveros. En el caso de Plantberrys, se vieron obligados a reducir en un 25% su plantilla ante la imposibilidad de alojar a todos los empleados, debido a las medidas impuestas por la pandemia, lo que supuso un ejercicio algo más largo de lo habitual, de 22 a 26 días.
Una vez en Huelva, la climatología marcó la campaña de producción de fruta; primero Filomena, con mucho frío, que se tradujo en falta de fruta y, posteriormente, otras borrascas de lluvias que mermaron la calidad y la producción. “Algunos de mis clientes dicen que la campaña de producción de fruta, al final, fue rentable, pero muy complicada (falta de fruta, calidad, de mano de obra en determinados momentos), pero se terminó con buenos números”, detalla Herranz.
A pesar de este complicado contexto, Plantberrys tiene puesto ya el foco en 2022. Para ello, ya han finalizado la plantación en su vivero, donde este año dedicarán más hectáreas a los materiales del programa varietal de Masiá Ciscar, como sus fresas Palmeritas o Leticia, ya que “su demanda ha aumentado”. Asimismo, continuarán apostando por Fortuna y Rociera. En cuanto al vivero de frambuesa, están “ilusionados y expectantes” sobre cómo se desarrollará la nueva variedad Noelia (R15) de la empresa obtentora FNM.
Herranz se muestra muy escéptico sobre las posibles alternativas a la desinfección química de suelos: “En septiembre tendremos posiblemente la prórroga o renovación de sustancias activas ya utilizadas anteriormente, que darán algo de tranquilidad ante las muchas limitaciones de uso de la opción más utilizada y efectiva”.
En este sentido, declara que “los altos costes de la tierra en zonas de producción de fruta de fresa, las enormes infraestructuras de las empresas, la mano de obra fija, etc., llevan a los agricultores a no actuar como tales y no realizan una rotación de cultivos adecuada, que supondría dar menos importancia a la desinfección de suelos”.
“ Este año dedicarán más hectáreas a las variedades del programa de Masiá Ciscar, como las fresas Palmeritas y Leticia