El sector de la alimentación en España es el más dinámico de nuestra economía, con una balanza comercial positiva y con un alto grado de internacionalización. Es el primer sector industrial del país, segundo en importancia económica, después del turismo, y catalogado como estratégico según el Plan Integral de Política Industrial 2020. Y, dentro del él, la rama hortofrutícola se distingue por su gran capacidad exportadora, basada en la calidad, la diferenciación y la innovación. Es pues, un sector modélico gracias a esa proyección internacional, su dinamismo y competitividad.
Del total de las exportaciones de alimentación y bebidas, las frutas y hortalizas representan el 42% del total, seguido, a gran distancia, por los productos cárnicos, con un 13%, las bebidas con un 11% y el pescado y el aceite con un 10% cada uno.
Pero queda aún un largo camino por recorrer. En efecto, ya que el 74% de nuestras ventas se realizan en la Unión Europea y, salvo algunas empresas que ya lo han hecho, tenemos que extendernos a otras áreas geográficas como Asia – Pacifico, China principalmente, Norteamérica, África, Oriente Medio, etc.
Y ¿cómo hacerlo?
1. Potenciando las marcas propias y el Product of Spain. Hay que destacar con la marca entre la multitud, ya sea genérica o individual. Existen excelentes ejemplos de que esa diferenciación es posible: el Tomate Raf, la Pera de Lleida, los Guisantes del Maresme, el Melocotón de Calanda, Melón Bollo, Sandía Fashion, Naranjas Torres, Chirimoya Los Cursos, etc. Hay que Invertir en marca, pues es el activo más importante de una empresa.
2. Aumentando las ventas de los productos Premium de alta calidad y precio. Huir de la venta cuyo único argumento es el precio bajo. Los productos que más aumentan sus ventas y, sobre todo en épocas de crisis, son los de lujo.
3. Innovar, ya sea en producto, en packaging, en servicio, o en la forma de acercarnos al cliente. Digamos NO a lo genérico y SÍ a lo especial. ¡Diferenciarse de la competencia! Hacer algo que no hagan los demás o mejor que lo que hacen nuestros competidores.
4. El sector sigue estando muy atomizado. Las pequeñas empresas que no tienen suficientes recursos para internacionalizarse con éxito deben unirse a consorcios de exportación o clusters del sector, aprovechando las sinergias que complementen su gama de productos, mejoren el servicio y los costes de distribución.
5. Por último, estar siempre al tanto de los cambios de hábitos de consumo, regenerando sus estrategias y modelos de negocio para adaptarlos constantemente al mercado.n
¡TIENE MÁS RIESGO NO INTERNACIONALIZARSE QUE HACERLO!