Los viveristas españoles no solo abastecen de planta a la principal zona de producción de fresa europea, Huelva, sino también a muchísimos otros países de Europa, del Este del continente y de África. Dada su importancia como motor económico agrícola y como elemento de fijación de la población rural, desde la Asociación Española de Viveristas, piden al Gobierno que actúe ante los problemas que están poniendo entre las cuerdas al sector.
Empezando por la falta de materias activas, del que solicitan el registro definitivo del dicloropropeno y la cloropicrina y de formulaciones que combinan ambas, seguido por el encarecimiento de los costes de producción, así como la falta de mano de obra para la recolección, agravada por la crisis del COVID-19. Un conjunto de factores que dificulta la rentabilidad del sector, minimizando su rendimiento productivo y comercial, y que conllevará a un encarecimiento del precio de la planta.
Esta falta de materias activas es su principal caballo de batalla, especialmente ante el cambio climático: “El sector viverista de plantas de fresa está ahora mismo en plena expansión a nivel mundial y encaja muy mal no poder defendernos de ciertas patologías como lo hacen otros países”, declara el gerente de la entidad, Javier Palacios.
Frente a ello, en el objetivo de los obtentores está el desarrollo de variedades cada vez más rústicas, los productores buscan aumentar su rentabilidad apostando por la precocidad hasta el punto de que esta campaña ya hay cooperativas que tienen más del 60% de su superficie en variedades tempranas, así como por materiales con valor añadido en el mercado, y los viveristas buscan ofrecer siempre la máxima calidad y sanidad de planta. El esfuerzo de toda la cadena productiva
empujará sin duda al sector viverista a un futuro certero.